Morena de fuego



Pues no se fue al rancho, no se quedó en ningún partido, ni tomó el zócalo por un año. El siempre polémico, a veces predecible y por demás sorprendente Andrés Manuel López Obrador se subió al tren de la democracia mexicana y decidió abanderar su carisma y capital político (que tiene mucho) en el emblema del que se perfila como el nuevo partido político de nuestro sistema: Morena.

El Movimiento de Regeneración Nacional nació casi inmediatamente después de que el PRD no se alineara con López Obrador en la sinfonía de la "presidencia legítima" que todavía hace eco en algunos rincones del país, a diferencia del Partido del Trabajo, y Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) que hasta de nombre se cambió en aras de jalar un poco de "agua a su molino" dado el caudal electoral que generaba el hoy ya bien concebido "obradorismo".

Sin embargo, la concepción de esta fuerza política en vías de consolidación se dejó ver tras la segunda derrota para Andrés Manuel en las pasadas elecciones de Julio de 2012, cuando de nuevo protestó y denunció irregularidades en el proceso electoral que favoreció al entonces candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, quien entrará en funciones en tan sólo unos días más.

En días anteriores, en una asamblea que no permitió acceso a los medios de comunicación, se nombró como presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena al diputado con licencia Martí Batres, quien acto seguido agradeció la confianza y se declaró "orgullosamente obradorista".

De concretarse la muy fuerte posibilidad de la conformación de Morena como partido político, la izquierda tendría en México cuatro representantes que tendrán que evaluar muy bien el papel que van a desempeñar no sólo en futuros procesos electorales sino en los bloques ideológicos de los simpatizantes de su postura política.
















Jesús Zambrano, desde el liderazgo del PRD, señaló rotundamente que el partido del sol azteca no se desarticulará ni se desfondará, a pesar de la migración -o renuncia- de personajes como Alejandro Encinas, Ricardo Monreal o Claudia Sheimbaum a las filas perredistas para ir en pos de quien siempre han defendido como su auténtico líder.

El mensaje que envían estos otrora funcionarios en el fondo es malo, por no decir que pésimo: "estoy contigo mientras me sirvas" sirviéndose de plataformas partidistas a placer o conveniencia mientras éstos los puedan plataformar a un cargo público.

Ciertamente hoy AMLO recorre el camino que inició Cuauhtémoc Cárdenas hace varios años, y que muy posiblemente lo coloque en los planos principales, o por lo menos relevantes, de lo que será la grilla del próximo sexenio, jugando un papel importante en el contrapeso político de nuestro país, le pese a quien le pese.

Como "pasado por fuego", pero muy seguramente pronto estaremos escuchando las noticias del flamante registro electoral de Morena, y ahí veremos realmente de qué están hechas las que ahora llaman "izquierdas".

Formar un partido político no debe ser un juego o un capricho; consolidarse como un partido político significa acceder a la arena de la democracia aceptando las reglas del juego, algo que no es la especialidad del lopezobradorismo que hasta hoy conocemos.

Pero tampoco se vale jugar con la gente, el partido que propone hoy Andrés Manuel, quien será líder moral  y ejecutor de este partido, dice que su postura es alejarse del oportunismo, nepotismo, amiguismo, influyentismo, coorporativismo y clientelismo. A México le falta, y mucho, un partido político de esas características, pero dudo mucho que los políticos de siempre puedan darnos uno.

Por: Orson Ge
Twitter: @Orsonjpg

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