Legalizar la mariguana, ¿y antes qué?





Mucho se ha especulado desde la votación presidencial la semana pasada, a raíz de la decisión de los estados de Washington y Colorado de legalizar el consumo recreativo de la mariguana, adicionalmente al uso medicinal con el que ya es usada en buena parte de los Estados Unidos.

Sin duda, la decisión de los ciudadanos vecinos afecta, y de buena manera, el futuro de nuestra legislación y procuración de justicia con respecto a este tema, sin embargo, es necesario comenzar por el principio.

Definamos “recreativo“, ya que los criterios entre usos y abusos de la sustancia producto de la hoja del cannabis parecen todavía no estar muy definidos en la mente del grueso de la población. Si ya se cuenta con el criterio de “uso terapéutico” y éste corresponde a un criterio médico, vale la pena definir la nueva modalidad bajo la que esta sustancia es consumida bajo un marco legal. WordReference lo define como “que divierte o entretiene” mientras que Larousse lo plantea como “que recrea o distrae”.

El simple gusto, inclinación o intención de entretenerse, o distraerse será motivo suficiente para que legalmente sea justificable el uso de la mariguana.

Hasta ahí, parece no haber ninguna diferencia con el consumo del tabaco o del alcohol, ya que ambas sustancias también producen un estado de embriaguez a mayor o menor grado (así es, el cigarro también, aunque algunos lo definan como psicológico). Ambos son proclives a causar adicción y sobretodo que todas tienen un mercado cautivo de consumo que crece cada jornada.

Sin embargo, cada uno tiene sus connotaciones particulares, es decir, restricciones de uso concebidas para el fomento de la convivencia y la prevención de la violencia. Nos explicamos: en muchos países, en la mayoría, está prohibido beber alcohol en la vía pública, en otros, manejar bajo los influjos del alcohol, o fumar tabaco en espacios públicos, en espacios de trabajo, en lugares con peligro de inflamabilidad y una larga lista de adicionales.















Estos derivados legales no llegaron de inmediato con el derecho al consumo de estas drogas, sino que se han venido adquiriendo conforme las necesidades, o las desgracias. Se fueron sumando a las anécdotas relacionadas con el uso y abuso de sustancias que antes no eran permitidas.

La pregunta no es solamente cómo ha de reaccionar México ante la posibilidad de que cada vez más estados americanos se sumen a la postura de Washington y Colorado, ya que tarde o temprano tendremos que sucumbir al torrente no sólo comercial y económico, sino social e ideológico que vendrá a imponer el gigante de las barras y las estrellas, como lo ha venido haciendo con demás vorágine de productos y artificios.

La verdadera cuestión radica en cómo se habrá, de un lado de la frontera y del otro, de legislar los derivados de esta situación, ya que no hay jurisprudencia ni antecedentes en los cuáles recaer criterios legales, sanciones, penas y sentencias, ahí el reto de la decisión que se tomó apenas hace 7 días en esos dos estados.
No se puede tratar de vender la idea de contribuir al tema de seguridad o debilitar las estructuras de ladelincuencia organizada, si antes no se verifica y normaliza el tema legal y jurídicamente desde un punto de vista social y antropológico.

La mariguana es, estadísticamente, hoy la droga ilegal más consumida a nivel mundial y su uso permitido  traerá muchas más implicaciones de las que ahora, en la génesis de su legalización, se pueden vislumbrar.

Ya seremos testigos de ello.


Por: Orson Ge
Twitter: @Orsonjpg

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