¿Fiscalía o escuela?



¿Una Fiscalía Especializada para el Abuso Contra Políticos? Sean serios, por favor.

Luz María Beristain Navarrete, la nueva Lady de los twitteros, es hoy protagonista de un tropiezo tras otro, de todas sus apariciones, voluntarias e involuntarias, en medios de comunicación y electrónicos. La senadora, cuyo sitio web es: http://www.luzmariaberistain.com/ llegó a la cámara alta por medio de la mayoría relativa.

Cursó la licenciatura en Relaciones Internacionales en la UNAM, es perredista desde 1995 y fue presidente del mismo partido en Quintana Roo entre 2004 y 2005 además de ostentar el glorioso pendón de haber sidoRepresentante de Belleza y Turismo de su estado natal, Yucatán, en 1984.

Después de la exhibición pública de un nuevo video en el cual la senadora aparece acompañada por lo menos de una correligionaria de partido, y otra persona que conducía un auto sin portar licencia de automovilista, queda de manifiesto la filosofía con la cual se conduce "nuestra representante de la tribuna más alta" por donde quiera que pisa: con un alto deseo de impunidad, dejos evidentes de prepotencia, y un muy marcado delirio de persecución política.

Resulta incómodo, y mucho, que una representante popular esté constantemente utilizando su cargo o su posición para sacar ventaja de ella o para eximirse de responsabilidades u obligaciones a las que todos somos sujetos como ciudadanos, clientes o simplemente como personas. El apresurado juicio de valor que esta persona emite ante cualquier situación adversa, calificando como persecución política o adversidad partidista denota una polaridad muy peligrosa de encontrar ante cualquier representante popular, ya que denota visceralidad y poca profundidad de pensamiento; características muy peligrosas de encontrar en un legislador.

Que me disculpe la senadora, pero aparentemente cree que todos la conocen, y que por eso la persiguen, que por eso no la dejan subirse a los aviones si llega después de la hora de abordar o que por eso le piden al chofer sus documentos cuando ella va de tripulante y no es así. La realidad es que antes de estos escándalos su cara era una más, a pesar de su cargo público. Un dependiente de mostrador de aeropuerto o un policía local difícilmente la ubicarían de entre el resto de las personas que transitamos por aeropuertos, calles, e incluso el palacio legislativo.

Estos eventos le pueden pasar, y le pasan a cualquier ciudadano, independientemente de su trabajo, y como cualquiera, nos tenemos que sujetar a las condiciones, o a la legalidad, porque de eso se trata el sistema en el que vivimos, en el que elegimos vivir.











¿Una Fiscalía Especializada para el Abuso Contra Políticos? Seamos serios, por favor.

Plantear una realidad donde el político sea defendido por un fiscal (de procedencia partidista, seguramente, para entender su muy emproblemada "realidad) es pensar que el político es un ente oprimido por una estructura social persecutoria, tirana y castigadora. Esta percepción no está distante, sino a verdaderos años luz de la realidad. 

Una sociedad puede ser crítica, puede estar indignada, pero de ahí a tener una real capacidad para abusar del político hay mucha, muchísima diferencia.

Según palabras de la misma senadora "se ha satanizado a la clase política", y los errores, despilfarros, abusos, omisiones, desvíos, negligencias, indiferencias, negociaciones oscuras, latrocinios, compadrazgos, pago de favores y una larga lista de etcéteras que se dan a todo nivel, desde munícipes, diputados, y hasta secretarios de estado, son males que afectan a los que "a todas luces quieren hacer las cosas bien", grupo en el que se incluye a sí misma la legisladora.

Preocupa la manera en que se refirió a la educación de la dependiente de la aerolínea, y de la policía, que independientemente de cualquier postura, estaban cumpliendo con su labor. Desgasta el ver que la posición que le fue otorgada desde las urnas, y con la confianza depositada en cada cruz sobre su nombre en las boletas electorales no le sirve a esta mujer sino para excusar la mala organización de su tiempo, o su deseo de no cumplir con la más elemental de las obligaciones del tránsito automovilístico, como lo es portar documentos que avalen al conductor como capaz de hacerlo.

No se trata de satanizar al político, no se trata mucho menos de perseguirlo, porque de cualquier manera no se puede. Se trata de la esperanza que se tiene cada nueva elección, de que el político que viene sea menos político y sea más gente que el que se va; se trata de que no se use la curul como un escaño, un podio o una llave a la impunidad, se trata de tener representantes a la altura de un país al que se le deben varias décadas de decencia, honestidad y justicia.

¿Una Fiscalía Especializada para el Abuso Contra Políticos? Sea seria, senadora. ¿Qué tal una escuela ciudadana de legisladores?

Por: Orson Ge
Twitter: @OrsonJPG

Leer más...