Plumas Invitadas


NO SE TRATA DE ALFARO
Por Zul de la Cueva


Enrique Alfaro, presidente municipal de Tlajomulco de Zúñiga, realizó un ejercicio de ratificación de mandato el pasado domingo en el que votó alrededor de 10 % del padrón y fue aprobado por una abrumadora mayoría (96%).


No fue del todo ratificación porque la pregunta expresa en las boletas era: ¿Apruebas el gobierno de Enrique Alfaro? Y en ningún momento te preguntaban si se quedaba o se iba, aunque el edil aseguró que de perder la votación se retiraría.


El ejercicio fue interesante por decir lo menos; abre una puerta a la participación ciudadana y pavimenta el camino para generar mecanismos que nos permitan castigar a los servidores públicos cuyas gestiones sean tan ajenas a los intereses del pueblo como son la mayoría en este momento.


No contamos con ningún mecanismo participativo real ni con uno que nos permita castigar a los políticos porque no hay reeleción pero hay trampolín y nuestros políticos piensan siempre en su próximo puesto y no en servir. Lo que sucedió en Tlajomulco el domingo debilita las posibilidades de estos señores de, por ejemplo, irse a Las Vegas en el momento de una votación crucial y decir que basta con que le descuenten el día sin temer represalias ciudadanas.


La crema y nata de la grilla local centró sus cañones en Alfaro y lo llamó de todo buscando a como diera lugar descalificar el ejercicio usando más que nada argumentos ad hominem. Alfaro no es la revocación señores, son dos cosas distintas.


Miguel Castro afirmó que, sí y sólo sí Alfaro se queda en su puesto, él se somete a este ejercicio. ¿En que momento lo que haga o deje de  hacer otro edil es condición sinequanon para hacer algo en su municipio?


Mientras los señores se van sobre Alfaro yo quisiera centrar el balón en lo que sucedió y me tocó ver como observador en Santa Cruz de las Flores: los habitantes disfrutaron ser tomados en cuenta y sentir el poder de, si así lo deseaban, correr a su edil. Aprendieron lo que es un ejercicio de democracia participativa y así, más allá de lo bien o mal del ejercicio, se generó ciudadanía de mayor calidad en un solo domingo, a trece pesos el voto. Eso para mí no es una farsa inútil como han dicho algunos.


Emilio González dijo que se sometería a un ejercicio así, no lo hizo, lo mismo puede decirse de Aristóteles Sandoval. ¿No es esto más criticable que el “circo mediático” de Alfaro?


Me gustaría ver algo de política con punch y que en lugar de hacer declaraciones en torno a lo bueno y lo malo que puede o no ser Alfaro; en este momento los ediles se sometieran a ratificación y aunque no es posible (porque la ley la hacen a modo los “servidores públicos”) me encantaría que hubiese una votación emergente que nos permitiera decidir si despedimos a nuestros empleados de la actual legislatura y les fincamos responsabilidades por andar defendiendo a Godoy Pelayo.


Ese sería un ejercicio de calidad, no la descalificación a priori de la democracia participativa por miedo al contrincante.


Revocación de mandato, candidaturas ciudadanas, plebiscito.


Bienvenidas todas las acciones que generen ciudadanía y participación.


Estas herramientas de aplicarse correctamente harían más difícil la corrupción e impunidad que hoy nos ahogan, ese es el debate señores,no el color de la camisa de Alfaro.


Twitter: @zulanito


NO SOY IDEALISTA
Por Yali Noriega

[Crónicas Condenadas hace un buen recuento de muchos de nuestros problemas como sociedad, lo cual es muy necesario. Sin embargo, en esta ocasión, quiero darle un giro diferente al tema del post, para generar otro tipo de reflexión.]

http://nomadas.abc.es/
Dicen que el que busca, encuentra y me queda muy claro que es verdad. Por ejemplo, mi abuela solía pensar siempre lo peor de la gente y ¿adivinen qué? Siempre se confirmaban sus peores temores. Por el contrario, yo trato de llegar con la mente abierta y pensando que no debe haber ningún problema en lo que sea que esté haciendo, así que en general me salen las cosas bien.


Todo esto para decir que solemos enfocarnos en lo que está mal con nuestro país. Y sí, hay muchas cosas que necesitan mejorar: la educación, el sistema de salud, la economía, la seguridad, el tráfico, la contaminación, el civismo, la apatía y un laaargo etcétera. Pero creo que esto tiene que ver con una cuestión de actitud. Nos la pasamos buscando de qué quejarnos, qué criticar, a quién echarle la culpa. Enfocarnos únicamente en lo negativo sólo genera más negatividad. Gandhi bien dijo: "Les agradezco que me inviten a su manifestación contra la guerra, pero no iré. Asistiré cuando me inviten a una manifestación por la paz". ¿Suena enredado? Intentaré aclararlo un poco.


La mente no suele mantener registradas palabras como "no" o "contra". Lo que guarda es la parte activa del enunciado: la guerra, la paz, la violencia, más sangre. Lo que sucede entonces es que eso se va replicando. Uno dice "no a la violencia", pero nuestra mente sólo se enfoca en "la violencia", y es lo que reflejan nuestras acciones. Y no estoy diciendo que de pronto todos los que acudieron a las marchas organizadas por Javier Sicilia hayan empezado a matar gente. Simplemente que la energía que soltamos como seres humanos se vuelve negativa y no fomenta el espíritu de tranquilidad y seguridad que necesitamos.


Newton y el budismo no se equivocaron cuando dijeron: "a cada acción corresponde una reacción". El ejemplo más claro es cuando tenemos pensamientos positivos: los resultados se revierten y somos más felices. Por lo tanto, creo que necesitamos buscar las cosas buenas que tiene nuestro país. El ejercicio es bastante sencillo y cualquiera puede comprobarlo, por ejemplo, subiéndose a un pesero en hora pico. Antes de que me digan que no es un buen ejemplo porque los choferes son agresivos, piensen en la gente que sube por la puerta de atrás. No es necesario que les digan que pasen su pasaje, ellXs mismXs  pasan la moneda y -¡shock!- ésta llega a su destino; no sólo eso, sino que el cambio siempre llega completo. Si creemos que en este país todos somos ladrones y deshonestos, aquí comprobamos que no es así. 


http://gonzalocaravia.files.wordpress.com/
¿Que no somos solidarios? Recuerdo un día en el metro, estación Zócalo; una madre con sus hijos hace subir a la más pequeña y justo en ese momento se cierran las puertas, dejando a la niña adentro y al resto de su familia afuera. El susto de la mamá y la hija, la desesperación de perderse en el gentío es indescriptible. Entonces unos tres señores fuerzan las puertas, las abren y la niña puede correr junto a su madre. Si esto no demuestra que sí somos solidarios y compasivos, no sé qué puede hacerlo. Otro ejercicio que podemos llevar a cabo en cualquier momento es subirse al Metrobús sin tarjeta. Pídale a cualquier viajero que le preste su tarjeta y dele los $5 del pasaje. Nadie le negará el apoyo.


No soy idealista; estoy consciente de que la realidad es muy dura y es difícil de cambiar. Pero buscando los aspectos positivos, concentrándonos en ellos, nos será más fácil poner un granito de arena para construir un país mejor. Es sencillo: podemos dar las gracias a los conductores que respetan el paso peatonal, acercarnos al policía que patrulla nuestra colonia, conversar con la señora de las gorditas o con el del puesto de periódicos. La idea es enfocarnos en que vivimos en un país de gente trabajadora (¿han visto a los barrenderos que comienzan su labor a las 4 ó 5 de la mañana?), esforzada, honesta. Somos más que los malos. Hay que recordarlo pero sobre todo, hay que vivirlo, ser el cambio que queremos ver.


Twitter: @Xalaila






ENTRE LA CUCARACHA Y UN SHOT DE TEQUILA

Por Zul de la Cueva





El gobernador de Sinaloa, Mario López Salió con la puntada de que los narcocorridos son una apología del delito que atentan contra la seguridad nacional y deben ser prohibidos en la Patria.

No es la primera ni será la última vez que un pueblo en lucha (con razón o sin razón y por diversidad cuestionable o no de motivos) usa la música para impulsar ciertas ideas.

Ejemplos sobran: La revolución cubana con su trova que aquí imitaron tristemente con círculos de Do y patéticas letras que esas sí, para mi gusto, deberían de ser prohibidas por chafas; los hermanos Mejía Godoy que durante la revolución de Nicaragua que enseñaron a su pueblo a hacer explosivos con canciones.

Estoy seguro que los regimenes de esos países opuestos a los movimientos que representaban las canciones, llamaron estos cantos incitadores de la violencia y el mal. Conste que no estoy diciendo, para nada, que los narcocorridos sean ética y moralmente una maravilla, como no lo sería un himno a la robadera de los políticos o la impunidad de la Maestra o el agandalle a despoblado de nuestros impuestos, o el corrido del Siapa y los dineros perdidos. Los únicos corridos que son moralmente aceptables son los que no hay: los corridos de sus puestos por revocación de mandato!
El asunto de la prohibición musical por razones de seguridad nacional se viene al tiempo en que Calderón hace chistes en inglés al respecto de los disparos de tequila, únicos a los que se verán sometidos los jóvenes norteamericanos que en verano vengan a beber y agarrar la parranda en un ambiente tan seguro, afirma el Presidente, que el único riesgo está en las enfermedades venéreas.

Una pregunta, ¿es de presumir que los jóvenes norteamericanos estén seguros mientras los nuestros mueren como moscas?, ¿y los mexicanos apá?

En materia de canciones, quisiera cerrar este texto con la Cucaracha que de acuerdo con Paco Ignacio Taibo II en su fantástico libro sobre Pancho Villa, era un corrido que hablaba sobre un presidente alcohólico y espurio llamado Victoriano Huerta, que también tenía una bien ganada fama de mariguano.

Poco iba a servir, la prohibición de ese corrido (que a Huerta le importaba un comino) para calmar las aguas de la patria, lo que hacía falta no se hizo, por eso Huerta salió como Porfirio, en el Ipiranga.

El que tenga puercos que los amarre...

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