El roto del descocido

Son muy lindas esas tardes que nos permiten parar y reparar en lo que está pasando en nuestro alrededor. Esas cosas muy sencillas que delinean y entintan el transcurrir de un día común. Si me preguntan a mí, me gusta ir a un lugar donde haya gente, pero no mucha. Me gusta sentarme en un lugar donde pueda observarlos a todos, crearles una historia, o hasta media novela. Me inspiran a aprender y reconsiderar de mis experiencias y a ejercitar el criterio.

También es sorprendente ver cosas que no entran por los ojos, como lo fantástico de la risa de un niño, o el amor tan profundo de una madre por su pequeño. Resulta divertido cuando las mascotas poseen a sus dueños y aún más entretenido ver como las parejas, no siempre son tan parejas.

Dicen por ahí, que "siempre hay un roto para un descocido" hablando más específicamente de aquella gente que de momento está sola, pero que encuentran su par en una persona que resulta como un traje hecho a la medida, y paradójicamente, en nuestro México sucede no sólo en lo personal, que nuestra sociedad y nuestro gobierno han resultado ser el perfecto roto para un lindo descocido.

¿A dónde vamos con esto? Haga usted de cuenta que también se sentó en la banca de ese parque y piense en esa pareja que se encuentra discutiendo apasionadamente en la acera del parque mientras camina, y que entre argumentos y negativas se retira de la mano sin soltarse. Por lustros, décadas y siglos, los integrantes de nuestra sociedad nos hemos venido quejando de quien le gobierna señalando sus defectos, abusos, autoritarismos y demás fallas sin soltarle la mano, porque en esa relación de amor y odio se alimenta, irónicamente de tener qué reprocharle. De la misma manera el gobierno insiste una y otra vez, que no puede sólo, que este país sólo saldrá adelante con el apoyo de la sociedad, que sin el tejido social, el país no es nada.

Y de alguna manera, ambos tienen razón, pero también están muy equivocados. Nadie paga los platos rotos porque ya no hay platos que romper. La muy desgastada relación llega hoy a un punto de quiebre que exige cambios de fondo y raíz en esta "curiosa parejita".

El Roto

Mundos llenos de inquietudes
Y de sueños,  realidades
Con música de laúdes
Y con forma de verdades
Un personaje distante
Que se encuentra en el momento
Que no se piensa encontrar
Una persona elegante
Que transmite pensamiento
Y no se puede olvidar
Yo soy la noche y el día
Yo soy solo lo que sientes
Yo ya no tengo alegría

José Antonio García Pérez


Hace un par de días, vi con asombro una triste y en extremo veloz escena que me delató una realidad en la que reniego vivir, porque no cabe en mi cabeza. Sabemos que hoy en día cualquier cosa puede suceder, pero eso no significa que debo dejar de sorprenderme y pensar que somos mejores que eso: 

El vertiginoso relato -que se hará lento con las letras -comienza con una ambulancia (de esas que son cada día más comunes ver en el espejo retrovisor) a toda velocidad detrás de mí, no sé si con el enfermo a cuestas o apenas por llegar a la cita con la sangre. Como venía yo manejando por el carril izquierdo, obviamente busqué mi lugar en el carril de a un lado. Ya esperaba ver la estela de automotores que aprovechando el raudo paso de los paramédicos buscarían una ruta más rápida y desahogada a su destino, y aunque eso ya es habitual no deja de estar mal. Lo que me dejó boquiabierto fue el camión que circulaba por la lateral y le cerró el paso a la ambulancia antes de que "le ganara el lugar" dejando a la asirenada cantando nada más, parada por unos segundos en lo que libraba las boyas que delimitan el ingreso de los carriles centrales a la lateral.

Saque usted sus conclusiones, esa es una de las excepcionales escenas a las que posiblemente debamos ya irnos preparando para ver. ¿Es esto culpa del gobierno? Seguro las opiniones se partirán hacia ambos lados. Lo que es inmediatamente perceptible es que el tejido social está ya tan roto que cualquier cosa puede pasar.

Estamos metidos en una sociedad donde los principales medios para ganar dinero ilícitamente son, en este estricto órden: el tráfico de armas, el tráfico de drogas, el tráfico de personas y la piratería. Son temas de millones de pesos, de gente con mucho poder y que tristemente se han permeado, como la humedad a los hogares de cada rincón de nuestros pueblos y ciudades, en un país que era "amigo del mundo".

¿Quién es capaz de comerciar con el cuerpo de una niña de doce años? ¿Qué clase de mente se complace en enriquecerse con la estupefacción progresiva del prójimo? ¿A qué degradación personal tenemos que llegar para gozarnos en el dolor ajeno como si fuera un capítulo de caricatura?

Posiblemente estas personas ocupen algún cargo público, o formen parte del gobierno, pero también las hay, y son las más, las que son personas "comunes y corrientes" que salen de su casa todos los días, y le dan la bendición a sus hijos, y cenan viendo la televisión con toda la familia. Estos crueles salen primordialmente del ya muy roto, tejido social.

El Descocido

Soy el gobierno legal por el pueblo establecido, hijo del pueblo he nacido, pueblo mio, pueblo ancestral. Al pueblo tengo de aval para todas mis funciones, el pueblo en mis decisiones, el pueblo en mis documentos; pueblo en discursos y eventos, pueblo de mis elecciones.

Oscar Chávez, el pueblo y el mal gobierno.

El poder (como ustedes saben, hijos míos) mana y reside permanentemente en el pueblo porqué así lo mandan la constitución; la ley; el divino verbo y las más básicas normas de la solvencia moral.

Pero no hay que confundir (pequeños) la gimnasia con la magnesia. El pueblo será la fuente de todo poder; pero el gobierno, su legítimo representante estará eternamente encargado de ejercerlo.

Si bien los niños son el futuro y por ellos fincan sus esfuerzos los progenitores, es imposible pensar que los niños decidan jamás el trabajo del padre, la elección en torno al gasto familiar y el menú de la familia.

Así, a pesar de que el pueblo es nuestra razón de ser como gobierno y el receptáculo donde vertemos todos nuestros esfuerzos, es importante, por razones disciplinarias que jamás, sino en los momentos donde es vital su participación, le dejemos opinar o participar en la mesa donde se toman las decisiones que a su bienestar competen.

Tienen que entender, pequeños, que gobierno es PAPÁ gobierno, el país una familia y la familia no es una democracia, las decisiones las debe tomar papá y la prole a obedecer.

Claro que cada cierto número de años el populoso pópulo puede darse el lujo de ir a las casillas para elegir un nuevo papá de una terna previamente seleccionada y aprobada por sus anteriores papases pero nada de andar sacando mafufos y anticonstitucionales candidatos independientes o votos nulos porque eso es inmoral, anti patriótico y una ofensa irresponsable para con el deber cívico del pueblo.

“Pueblo mio, mi pueblo amado soy tu hijo y tu servidor: el policía, el senador, el líder, el diputado. El Ejercito, el soldado, son para tu protección. Tu eres mi unica razón y lo que me hace valer: Pueblo mío tu eres el ser y esencia de la Nación.” Oscar Chávez

Entiende también pueblo mío que tu y yo somos una y la misma cosa de tal manera que cuando alguien me agrede, cuando en alegatos tramposos de tonterías como los justos derechos de los más, se levantan los puños crispados, es mi deber irrenunciable rajarles el hocico en tu nombre, llamarles terroristas y enemigos de la patria y enterrarlos en las mazmorras del olvido.

Debes entender que velo por tu educación y tus intereses, por eso tengo charros sindicales como la Maestra Gordillo, líder moral intachable que trabaja incansablemente para que tus hijos entiendan su lugar en esta patria que es, naturalmente, debajo de la silla desde donde yo ostento el poder que tu, amorosa y obligatoriamente, me otorgas para servirte. Verás que a cambio, hijo mío, yo tu humilde servidor te dejaré gozar entre aguas radiactivas y desechos tóxicos, de las infinitas migajas de mi plato. Total, pueblo Shengo, que siempre habrá un roto para un descosido y la culpa no es de la estaca si el sapo llega y se ensarta.

¿Y ahora?

Podemos pasar otro par de siglos echándole la culpa al gobierno, al servicio público y al gran hoyo que se hizo ya en el tejido social de nuestra nación, pero la realidad es que sería estúpido pensar que lograríamos diferentes resultados haciendo exactamente lo mismo. La historia nos volvería a condenar como nos condena ahora.

Señoras y señores, el día de salir adelante no es hoy, porque Roma no se hizo en un día, y México tampoco se hará en 24 horas. Pero en la medida que no decidamos comenzar un día, déjeme decirle que las cosas no sólo no mejorarán, sino que se pondrán peor.

Es la educación, punto clave en un futuro con mejores promesas para los que vienen detrás de nosotros, pero  no sólo la educación que proviene de las matemáticas, las ciencias naturales y la historia universal en las aulas, sino esa que se mama en casa. Esta que nos enseña a respetar al prójimo, a la sociedad, que nos estimula a ser productivos, que desecha el gandallismo y que desdeña las vías rápidas, esta que crea ciudadanos de verdad.

La única manera, queridos compatriotas de tener políticos de primera, es generando ciudadanos de primera. 

¿Los queremos honestos? Formémolos honestos, siendo honestos.
¿Los queremos responsables? Enseñemos responsabilidad, con una vida congruente.
¿Los queremos trabajando? Pongámonos a trabajar en lo que nos corresponde.

Trabajo conjunto de:

Zul de la Cueva 
Orson Ge
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No por mucho protestar, se renuncia más temprano


Me gustan los lunes en temporada de lluvia; eso de levantarse temprano, en un día favorablemente fresco, con el sol bien radiante, pero jugando a las escondidas detrás de las nubes, influye positivamente en mi estado de ánimo y disposición física para las labores de cada día injustamente balanceadas en familia, trabajo, gustos, pendientes y demás imprevistos que nos llegan cada jornada. Dicen por ahí que "Al que madruga, Dios les ayuda" y es que el hecho de empezar a quitar pendientes de la agenda desde temprano, te ayuda a holgar el tiempo y terminar más temprano con aquellas tareas que no tienen horario específico, además que llegar temprano y sin apuros a un compromiso siempre es bueno para la autoestima y el estado de ánimo si no lo han hecho, no me crean, háganlo y verán.

Otros más instalados en el realismo, dicen que "no por mucho madrugar, amanece más temprano" que también tiene su parte de razón: el anticiparse a cierto evento, que ya está programado o destinado para un tiempo determinado, tampoco hace que éste suceda antes, sino que genera una ansiedad incontrolable que desemboca en la desesperación y muy seguramente al error al momento de afrontar tan ansiado instante.

Más o menos algo parecido pasa con nuestra sociedad y la mal llamada (por lo menos así lo pensamos nosotros) "Guerra de Calderón". La sociedad ha hecho su parte, y se ha dado a notar de manera muy marcada, en expresar su inconformidad contra la estrategia de la "Guerra contra el crímen organizado que ha costado muchas vidas inocentes y cobrado otras facturas bastante duras de pagar para miles de familias de nuestro país, donde la violencia relacionada con las distintas mafias cada vez se vuelve menos ajena a los millones de nucleos familiares que componen a nuestra nación.

Esto es un acto sin precedentes. Sólo basta recordar una de las primeras peticiones del poeta Javier Sicilia, en la cual se mencionaba que para "regresar a la paz" se debía, o por lo menos podía, regresar a las antiguas alianzas con los grupos delincuenciales, de tráfico o contrabando para que no tocaran a la sociedad y nos dejaran convivir. Pero, ¿cómo no tocar a una sociedad de la cual ellos mismos son parásitos? Si no hubiera consumidores de estupefacientes naturales y químicos, si no hubiera quien comprara piratería, si no hubiera intimidados que por la angustia de volver a ver vivo a un familiar a quien seguro ya no les regresarán completo, entonces de qué vivirían estos grupos? Hay que recordar que estos grupos están reunidos porque pertenecen a otro tipo de "tejido social", porque han renunciado a sus derechos constitucionales para optar por el camino rápido, porque no desean una vida de trabajo, esfuerzo y honradez sino que por el contrario, buscan en el arrebatamiento de la propiedad ajena, la manera no de asegurar su futuro (para ellos este concepto es muy difuso) sino de explotar su presente.

Hay tantas propuestas; que si la vía de la legalización, que si enfocarse más en los temas de secuestro y extorsión en lugar del narco, que si traer especialistas de otros países, que si una solución a largo plazo a través de la educación (misma que por cierto nos encanta, junto con medidas de corto plazo) que a la larga, el no definirnos ni unificar criterios, sólo nos llevará a la ociosidad de la discusión donde todo se puso en la mesa, pero nada se realizó, porque una vez más, fuimos incapaces de llegar a acuerdos.

"Una casa dividida contra sí misma, no permanece" mencionó Jesús de Nazareth en una de sus múltiples enseñanzas a sus seguidores. Y no hay realidad más cierta que ésta, el México de hoy es un vivísimo e indubitable ejemplo de que si bien, la variedad no es mala en sí, la falta de unificación, de acuerdos y una fallida negociación son sólo síntomas de desastre.

Corren por las bandejas de entrada electrónicas miles de propuestas llenas de links (enlaces) para que como sociedad exijamos el fin a la guerra contra el narco. Nosotros, de la manera más honesta, a escasos 18 meses para que termine el sexenio de Felipe Calderón, vemos muy improbable que esto suceda, y a grosso modo le explicamos por qué:

Por imagen, por orgullo, o como quieran llamarle, pero esta lucha durará todo su sexenio.Dar marcha atrás en la lucha contra el crimen sería el peor de los mensajes que podemos como sociedad mandar a los que hoy integran las filas de los criminales, es decirles que efectivamente son todo poderosos e invencibles; les dará a entender que ahora sí tienen el espacio libre para hacer lo que quieran con nosotros. Y desde la perspectiva presidencial, "Felipillo" pasaría a la historia como un testarudo que invirtió el 95% de su gobierno en un proyecto, que no supo sostener hasta el final. Las señales ya las mandó desde hace varios discursos: nuestro presidente desde varios meses atrás dice que los resultados de esta lucha se verán años adelante, no hoy. Dice también que su trabajo debe ser continuado o será un rotundo fracaso social. Estas son señales inequívocas de que con esta lucha, él mismo iría a la tumba, emulando como él mismo se comparó, al gran Winston Churchill.

Desde una perspectiva médica, para eliminar un cuerpo extraño, ya sea virus o bacteria hay que someterlo a condiciones extremas amenazantes y hostiles, que dificulten su existencia hasta el grado de exterminarlo, pero si no se termina el tratamiento comenzado, ese organismo sólo se reproducirá  y fortalecerá haciendo más grande el daño. No creo que podamos o debamos correr ese riesgo.

Somos más, y una guerra se trata de acabar con el enemigo. El enemigo está en la calle, es el que te golpea, el que te humilla, el que te envenena, el que te mata. Definitivamente no veo al enemigo en el ayuntamiento, el palacio de gobierno o en Los Pinos.

 Yo les propongo otra cosa, ¿si nos ponemos todos de acuerdo?
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A falta de pan...

Una verdadera hazaña, llena de algarabía, vestida de confeti tricolor y celebración callejera el bicampeonato conseguido ayer por los ahora moteados "niños hérores" integrantes de la selección mexicana de futbol sub-17.

Es un gusto que hay todavía mexicanos que creen no sólo en esta nación, sino en sí mismos, y que defienden que todavía podemos jugar en equipo. Es de señalar con mucho orgullo no sólo el logro, sino la perseverancia con el que éste fue conseguido; cuando en la semifinal llegó el momento en que la historia cobraría su tradicional cuota y factura de inferioridad ante los alemanes, el coraje, el empuje y la determinación de estos jóvenes rompió de un sólo golpe la heladísima jetatura de paternidad que tenían los arios sobre nuestros compatriotas y que tanta frustración había traído sobre nuestra afición en pasadas competencias.

Pero no es sólo la selección menor y el ámbito deportivo donde México se destaca como primero a nivel mundial. Tenemos en la persona de Carlos Slim al hombre más rico del mundo, la mujer más hermosa del planeta se llama Jimena Navarrete, y es orgullosamente tapatía y mexicana. El jóven sensación dentro y fuera de las canchas de este año es Javier "Chicharito" Hernández, y podríamos recordar las hazañas de Lorena Ochoa, Octavio Paz, González Camarena, Rodolfo Neri Vela y muchos paisanos más que han demostrado que somos una raza que puede, si quiere y más importante, si cree. 

La contraparte de esta lista de celebridades podrían ser personas que se han destacado negativamente por dañar a la sociedad, ya sea por su enfermizo abuso de poder como Romero Deschamps y la maestra Elba Esther, o el ex-presidente que saqueó a una nación como Carlos Salinas. También tenemos el único "presidente legítimo" que busca de nuevo la presidencia sin recurrir a la figura de la re-elección. Y por si fuera esto poco, también tenemos el muy vergonzoso primer lugar mundial en obesidad infantil.

No son ganas de minimizar, opacar, avergonzar, denostar, ni mucho menos de amargar la hazaña conseguida, pero estos son nuestros héroes y villanos nacionales: basta dar una revisada de dos minutos para saber que nuestros héroes del siglo 21 están casi todos encasillados en medios deportivos o de la moda (del corazón), aspectos un tanto superficiales que si bien, no ayudan en mucho a mejorar la situación social que impera en nuestro entorno, por lo menos dotan de ánimo en suculentas inyecciones vespertinas y nocturnas al grueso de la población, en especial a aquellos que fijan su esperanza en lo que acontece en un televisor. Estos héroes nacionales de nuestros días vienen a sustituír a las figuras que no se están desarrollando en planos que inciden directamente en los rubros que realmente modificarían el destino de México, pero que sin duda generan un efecto anímico y mediático más que positivo, confirmando lo que dicen nuestros abuelos: "a falta de pan..."   

Parece que el presidente Calderón tiene bien entendido este efecto, y sus resultados, dado que este mismo fin de semana que se llenó de sangre, con aproximadamente 100 muertos en hechos violentos alrededor del territorio, sin embargo, decidió no mencionar nada de esto en su cuenta en twitter; no así el tema del campeonato mundial, mismo que no sólo celebró electrónicamente sino que hoy a las 13:30 se reunirá con los deportistas para justamente congratularlos. Es una verdadera lástima que el Ejecutivo crea todavía que su gestión realizada se mida a "encuestazos" y que esas encuestas le darán popularidad a base de sólo tratar los temas de serpentina y confeti. 

Lo que es una realidad, es que nuestro país está necesitado de héroes, que estos héroes se convierten en personajes que alegran el panorama nacional, que traen dicha a sus paisanos y que se convierten en noticia por sus impresionantes obras. Pero más allá del mundial de futbol, o los concursos de belleza, México necesita héroes cotidianos. Que se vuelen la barda aunque no sean noticia, ni salgan en la televisión.

Es cuestión de heroísmo hacer las pequeñas cosas que mejoran nuestro entorno y previenen la desgracia: dejar el volante cuando tomaste unas copas puede prevenir un asesinato, y puedes ser el héroe de la persona con capacidades diferentes en cuyo lugar no te estacionaste y no tuvo que dar la vuelta a medio centro comercial en andadera o muletas. Son en realidad los pequeños detalles los que pueden transformar todo un día o echarlo a perder definitivamente. Son en realidad esas pequeñas obras las que nos hacen un país más grande o muy pequeño; son detalles como pelear cada pelota, perseguir al último hombre, anotar el último gol y darle la vuelta al partido.

La realidad está ahí sobre la mesa; dentro de la grandeza somos un país de contrastes, de claroscuros en el que lo peor que podríamos hacer es quedarnos en la zona gris, en el intermedio, en la mediocridad. En nuestro poder está la decisión de ser grandes para bien o para mal, pero debemos empezar por saber que sí podemos, sí podemos.
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Atole con el dedo

Qué rica es nuestra historia, no sólo en vivencias, experiencias y anécdotas, sino también en sabores: los tamales, el mole, el pan dulce y el atole son parte de la tradicional comida mexicana que se compone de cientos y cuentos de platos que a pesar de lo que digan en los programas de autos en el Reino Unido, nuestra cocina es patrimonio de nuestra humanidad.

El atole, Atolli en Náhuatl quiere decir literalmente "aguado"y es la bebida de maíz (Atol en Náhuatl también) que muchos quisieran tener, pero es sólo nuestra.

Así como muchas de nuestras virtudes nacionales, hemos encontrado la manera de desvirtuarlas y darles un sentido diferente y raquítico; vamos explicándolo mejor: a nuestra clase política le gusta darnos "atole con el dedo".

Es una belleza (lo decimos irónicamente) vivir en tiempo de elecciones: las obras publicas se inauguran una por una, los logros del período brillan como el oro, los candidatos se vuelven servidores públicos de tiempo completo y el futuro de nuestro país es más promisorio y dorado que los lingotes de las reservas nacionales. No me crean, pero acuérdense de mi cuando vean a Ebrard inaugurar sus obras viales en el DF, al PAN cacarear la abolición de las tenencias, y a Peña Nieto presumir el desarrollo de sus municipios, entonces vean el calendario y acuérdense de lo aquí escrito.

Ante el arrasador triunfo del Partido Revolucionario Institucional en las elecciones del pasado 3 de julio, en Nayarit, Coahuila, Hidalgo y sobretodo en el Estado de México, elección que para muchos resulta profética de cara a las presidenciales, las de 2012, en Crónicas Condenadas nos quedan dos lecturas que hacer: la política y la social.

La lectura política nos remonta necesariamente a 1999, año en el que, enfermos de un PRI que se había sostenido por 70 años en la presidencia de la República, decidimos invertirle nuestro al "Gobierno del Cambio" de Vicente Fox. Fue todo un show, casi tan bien montado como la Boda Real ese cambio de gobierno, pero la pregunta en retrospectiva es:  ¿Qué pretendíamos los mexicanos al cambiar la jetatura el cuasi-eterno PRI por una alternativa consolidada no en un partido, sino en un candidato?

Si la memoria no nos queda corta, pretendíamos que el cambio trajera resultados que vista atrás hoy parecen mesiánicos y que por supuesto llegaron muy contaditos, todos con nombre, pero con muy pocos resultados latentes. Buscábamos, en sus 10 compromisos, de los cuales sólo cumplió cuatro a cabalidad; motivos muy sencillos de entender para la población haciendo a un lado lo de resolver Chiapas en 15 minutos y la mentada Reforma Electoral que lleva doce años en el tostador, lo que la gente quería era: honestidad  y transparencia gubernamental, apertura económica, cese de la corruptela, limpieza en los cuerpos policiacos y de justicia, y por supuesto, que la promesa de el bienestar familiar y social dejara de ser esperanza para convertirse en una realidad. Que esa alternancia generara que el ejecutivo y el legislativo dejaran de obedecer a compromisos y presiones para llegar a acuerdos que resultaran en el desarrollo social y nacional, pero nunca nos cruzó por la mente que ese poder de decisión llegaría más bien a ser un "clutch" para presionar a unos, y privilegiar a otros: a ser moneda de cambio entre partidos para crear una colorida mafia en los curules y ostentosos recintos donde se deciden los futuros de nuestro México.

Hoy a doce años de ese 2 de julio en el que se votó por "el cambio" de nuestro país y tenderle un puente a la modernización, al primer mundo (¡uf!) a los espacios de oportunidad, nos encontramos con un México en el que sí mucho ha cambiado, pero no en nuestra clase política, no en nuestros gobernantes, no en nuestras calles ni en nuestro nivel de vida. Podemos encontrar más visibles cambios en los mercados, en las tendencias, las modas y en las fachadas de nuestras casas, o peor aún: en las alacenas.

La segunda lectura es que México no sólo necesita políticos nuevos, sino ciudadanos nuevos. Los primeros los venimos esperando por décadas y a pesar de presencias redentoras y revelaciones, los segundos apenas nos venimos dando cuenta que el ritmo aletargado, el dejarle todo al gobierno y el transferir las culpas a los demás no nos deja nada bueno, sino al contrario, nos tiene nadando contra la corriente.

México necesita ciudadanos que respeten las leyes, por más pequeñas que sean, que no se pasen un alto, que no se queden con el cambio y que no perjudiquen al otro para "salir ganones". Nuestro país necesita ciudadanos que prediquen con el ejemplo, que sean civiles hasta para no pasarse los altos. Nuestro país está lleno de gandallas y necesita que cada día sean menos. Nuestro país necesita lo que espera de los gobernantes, honestidad, sinceridad, transparencia, atención, ahorro, ayuda, mucha ayuda.

La realidad es muy diferente a la deseada, pero si nos seguimos engañando a nosotros mismos, seguiremos viviendo agudas realidades muy lejanas a lo que queremos para nosotros y nuestros hijos que heredarán este país.

Ya estamos hartos de engaños, cortinas de humo y manejo de información, pero deberíamos estar más hartos de estarnos dando a nosotros mismos "atole con el dedo".
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