Crónicas Compartidas

Crónicas de la inspiración de quienes nos leen, o que encontramos mientras buscamos en la red, reflejando su punto de vista y cumpliendo con el objetivo de nuestra publicación, ser un espacio de expresión para todos aquellos que quieran hacerlo.










Legisladores: el poder que decidimos ignorar
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Es extraño el fenómeno que se vive políticamente en nuestro país. Llevamos meses preocupados por quienes serán nuestros candidatos a la presidencia; por los que se han destapado como candidatos al gobierno del Distrito Federal; meses ocupados en reírnos de los errores de Peña Nieto; en levantar una ceja al escuchar hablar de la República del Amor; meses riéndonos de los trastabilleos de Ernesto Cordero. La educación política de nuestro país todavía tiene la herencia de los jefes máximos, de Elias Calles, de los presidentes como figura de única importancia y no como punta de la pirámide que está sostenida por otros muchos organismos.



El primero de julio de este año, en las boletas no sólo estarán los candidatos a la presidencia, el congreso de nuestro país también será renovado. Sin duda, este es un año en el que podemos darnos cuenta fácilmente de que el poder no sólo recae en los Presidentes, Gobernadores, etc. sino que gran parte recae en nuestros legisladores. En principio, aunque Felipe Calderón se opusiera a la ley Döring, por ejemplo, si nuestros legisladores la votan podrían aprobarla. Y aún después de que terminara su sexenio, dicha ley continuaría en nuestra constitución hasta que otros llegaran a reformarla para adecuarla a sus necesidades.

Así es como funciona nuestro sistema legislativo, no en vano The Economist nombró al congreso mexicano “The Siesta Congress”, de quienes por cierto dijo que son el congreso que menos trabaja en el mundo, sólo 195 días al año, y el segundo mejor pagado de toda Latinoamérica, sólo después de Brasil. La publicación británica también habló del partidismo que reina en nuestros legisladores, cáncer que frena toda iniciativa que pudiera o no ayudar a los ciudadanos.

Según un estudio de la catedrática Ma. Amparo Casar Pérez publicado en la web del Centro de Investigación y Docencia Económicas, durante 2010 se gastaron 9 mil 500 millones de pesos en el poder legislativo, 4,754 millones de pesos fueron para la Cámara de Diputados, 3,570 para la de Senadores y 1,227 para la Auditoría Superior de la Federación. Esto representa un poco más del 5 por ciento del presupuesto total para la educación pública destinado durante ese año.

¿En verdad estamos en condiciones de pagarle así a nuestros legisladores?

¿Merecen ganar tal cantidad?

La respuesta la sabemos, pero misteriosamente no hemos intentado solucionar este problema. Hace unas semanas, cuando platicábamos con León Felipe Sánchez acerca de la famosa Ley Döring, le preguntamos que qué podríamos hacer para frenar una iniciativa desfavorecedora. Él nos respondió que debíamos comunicarnos con nuestros legisladores, escribirles, llamarlos, visitarlos en persona y argumentar el por qué no nos favorecía una ley como la de Döring. Esto me pareció revelador, ¿Cuántas veces nos hemos quedado sentados esperando a que algo de razón entre en ellos y tomen la decisión correcta? Sin duda nos desilusionamos, nos impactamos, nos escandalizamos con cada error, pero nunca nos levantamos de nuestros asientos y decimos: “Tú trabajas para mí, para los mexicanos, y yo te digo que esta ley no me favorece por estas razones”.

El motivo de esta apatía también es el desconocimiento, de los 500 diputados que hay, ¿A cuántos podemos nombrar? ¿Sabemos a qué partido corresponde cada senador? Sin duda es difícil retener tal cantidad de datos, y uno pensaría que esa es labor de los abogados, de los politólogos, de los periodistas más destacados, pero a estas alturas del partido nos corresponde a todos.

Es por esta razón que en Sopitas.com decidimos darnos a la tarea de invitarlos a revisar las listas de precandidatos a senadores y diputados, que por Representación Proporcional o por Mayoría Relativa están registrados en el Instituto Federal Electoral.

Tenemos cerca de siete meses para cambiar la historia de nuestro país, informándonos. De otra forma nadie va a enterarse, por ejemplo, de que Jorge Kahwagi, luego de asistir ebrio a trabajar, se ha registrado como precandidato a Senador por Mayoría Relativa para el estado de Baja California.

Como sabrán uno de los requisitos para ser Senador de Mayoría Relativa es “ser originario del estado en que se haga la elección, o vecino de él con residencia efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha de la elección”. Entonces, ¿Por qué Jorge Kahwagi es un precandidato para Baja California? Tengo entendido que nació en la Ciudad de México y hasta donde todos sabíamos vivía en ella, pues ahí trabaja, sin embargo, el dirigente local del Partido Nueva Alianza, Juan Pablo Rodríguez Gil, aclaró que “tiene su domicilio en Mexicali”.

Los invitamos a que visiten la página del Instituto Federal Electoral, en la sección correspondiente a las precandidaturas , y exploren a profundidad a los personajes que están registrados para representar a su entidad federativa.



Lo menos que podemos hacer como votantes es googlear a quienes pretenden representarnos, preguntarnos por sus logros personales, por su ética, por su ideología y verificar por ejemplo que cumplan con los siguientes requisitos:

En caso de los Senadores:

*Ser ciudadano mexicano, por nacimiento, en ejercicio de sus derechos.

*Tener veinticinco años cumplidos el día de la elección.

*Ser originario del estado en que se haga la elección, o vecino de él con residencia efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha de la elección, o en el caso de los candidatos por representación proporcional de alguno de los estados que conforme la circunscripción, con los mismos detalles.

*No estar de servicio activo en el ejército o tener mando de policía o gendarmería rural cuando menos noventa días antes de la elección.

*No ser Secretario o subsecretario de estado a menos que se separe definitivamente del cargo cuando menos noventa días antes de la elección.

*No ser Ministro de la Suprema Corte de Justicia a menos que se separe definitivamente del cargo tres años antes de la elección.

*No ser ministro de algún culto religioso.

En caso de los Diputados:

*Ser ciudadano mexicano, por nacimiento, en ejercicio de sus derechos.

*Tener veintiún años cumplidos el día de la elección.

*Ser originario del estado en que se haga la elección, o vecino de él con residencia efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha de la elección, o en el caso de los candidatos por representación proporcional de alguno de los estados que conforme la circunscripción, con los mismos detalles.

*No estar de servicio activo en el ejército o tener mando de policía o gendarmería rural cuando menos noventa días antes de la elección.

*No ser Secretario o Subsecretario de Estado, o Ministro de la Suprema Corte de Justicia a menos que se separe definitivamente del cargo un año antes de la elección en el caso de los primeros o de dos en el de los ministros.

*No ser ministro de algún culto religioso.

En verdad vale la pena hacerse cualquier número de preguntas, de esta forma podríamos elegir a nuestros legisladores por su capacidad de generar nuevas soluciones a las problemáticas del país y no únicamente por el partido al que pertenecen.

Copiado literal del sitio: www.sopitas.com

Hasta en las mejores familias

por Hector Figueroa, desde el Reino Unido
Twitter: @Peyotitlan

Pues aquí mi comentario en lo de Sacal y como lo veo personalmente. Lo que mencione en twitter fue que lo mas triste fue que todos pedían justicia pero para darle al rico (Sacal) y no vi comentario pidiendo justicia para la victima.

Tenemos como Mexicanos, y creo que en toda América Latina, el problema de una gran inseguridad. Por qué siempre ha habido un tipo rico, prepotente como Sacal, ya sea en el patio de recreo, en la clase, en la prepa o en la oficina… pero todos conocemos a alguien como el y algunos hemos sido gritados o humillados por alguien como el.

Y por lo mismo que el de arriba se pasa con los de abajo, en algún punto hemos querido demostrar que no somos menos, que no somos de los de abajo y nosotros humillamos a alguien en una posición más precaria que la nuestra. En México, si le preguntas a cada persona, nadie es pobre y nadie quisiera admitirlo y eso no es por orgullo, es por pena. Por qué en algún momento conocimos a alguien como Sacal y nos dio un trato, si no tan brusco como al valet parking, de mal modo por tener o ‘ser’ menos.

Un problema muy común es que nuestra pena, a veces, es más grande que nuestro orgullo y peor aun, algunas veces compensamos con soberbia. Que si nos desquitamos con alguien más en el recreo, en la clase, en la oficina, con la sirvienta o el hijo de la sirvienta, pero todos somos culpables de una u otra manera. Por qué muchos pensamos que trabajo que no sea de oficina, no es digno.

También todos hemos tenido miedo de defender a un amigo o colega que por que es el hijo/sobrino/cuñado/amigo del jefe. Y nos quejamos de los del valet parking no defendieron a su amigo. Y arriesgar unas bofetadas y la chamba? Sabiendo que lo único que iba a calmar a Sacal era sacarse todo su genio? En momentos como esos, personas como Sacal o como tu y como yo, lo único que necesitamos en un objetivo. Alguien a quien chingarnos. Y así somos la mayoría, necesitamos desahogarnos.

Cuantos años que ni siquiera le llamamos sirvienta?!?! La Gata. Lo mas fácil es que siempre tenemos tantos de quienes burlarnos y a quien envidiar. Lo que paso, no paso por su religión, ni solo porque tiene dinero. Pasó, por que siempre ha podido hacer cosas así y berrinches así. Pasó por que lo dejamos creer que puede hacer eso, por que le tuvimos miedo y nadie le dijo que así no se le habla a la gente.

Tenemos esperanza y tenemos por que preocuparnos, por que no todos los ricos son prepotentes, pero también, no todos los prepotentes son ricos.



Elecciones 2012: el qué y el cómo

por Pascal Beltrán del Río

No es una colaboración dirigida a Crónicas Condenadas sino su columna en Excelsior



La reforma electoral de 2007 pretendió conjurar los escenarios de desigualdad, confrontación y duda que aparecieron en el proceso comicial del año anterior y que condujeron al país al borde de la violencia, si hemos de creer en las palabras de uno de sus protagonistas (Andrés Manuel López Obrador, quien aún nos debe la explicación de quiénes hubieran salido heridos o muertos, y a manos de quiénes, en caso de que él no hubiera ordenado instalar el plantón de Reforma como supuesta válvula de escape).

Sin embargo, pese a sus buenos propósitos, la reforma sólo logró incrementar las posibilidades de un nuevo choque de trenes, una repetición de la historia de 2006, acaso esta vez como farsa.

Lo hizo mediante el establecimiento de reglas y controles barrocos, sujetos a infinita discusión sobre su significado; el reemplazo de los antiguos jueces por parte de personas a las que nadie parece respetar, y la perniciosa spotización que suplanta la libertad de los ciudadanos de opinar y discutir sobre el palmarés y las propuestas de los candidatos.

Después de esa cirugía, la democracia mexicana se parece cada vez más a la justicia del país: un conjunto de formalismos que opaca el fondo.

Llevamos meses discutiendo si los aspirantes presidenciales se apegan a lo dispuesto por la reforma de 2007 —que, dicen por ahí, acortó la duración de las campañas— y cuando creemos que ya encontramos la respuesta, las autoridades electorales salen con que lo entendimos todo mal.

El problema es que se debate algo que debería ser obvio y normal en un proceso electoral: si los (pre)candidatos tienen derecho a hacer proselitismo. Y, al perder tanto tiempo con el continente, se deja de lado algo igualmente importante: el contenido.

¿Cuántas propuestas concretas ha escuchado usted, estimado lector, para hacer frente a la incesante violencia que asuela muchas regiones de la República? ¿Qué ideas tienen estos (pre)candidatos para crear empleos, impulsar la economía e insertar a México en la globalización, como ya lo han hecho, con éxito, otros países menos favorecidos que el nuestro?

A cambio de soluciones para sacar adelante a México, lo que tenemos es una descalificación sistemática del adversario con base en supuestas violaciones a las reglas del juego votadas en 2007, la magnificación de lo anecdótico, la receta diaria de eslóganes y acusaciones…

Nadie en la clase política parece tener la más mínima conciencia de que llegamos a este estado de estancamiento nacional justamente por la incapacidad de los partidos para acordar las decisiones que inevitablemente se tendrán que tomar cuando México ya no pueda echar mano de las salidas fáciles con que ha contado hasta ahora.

(Existe la discusión bizantina sobre si los partidos han podido llegar a consensos en las últimas cinco Legislaturas o no. Hay quienes echan mano de estadísticas para decir que sí, pero olvidan que no ha sido en torno de las reformas fundamentales que están en la base del éxito económico en el contexto global: competitividad, innovación, desarrollo del mercado interno, vigencia del Estado de derecho, educación científica, fortalecimiento institucional, etcétera.)

Seguimos escuchando por parte de candidatos y partidos el reflejo del tlatoanismo: que un solo hombre (o mujer) y una sola visión de México y el mundo deben prevalecer para sacar a esta sociedad del barranco en que la metieron. Nos dicen que si el país está en este estado de descomposición y aletargamiento es por la culpa de otros, como si ellos mismos no fueran parte del Congreso, como si no gobernaran estados y municipios donde hacen de las suyas todo el tiempo.

La verdad es otra: ninguno de los cinco mexicanos que aspiran a la Presidencia podrá, por sí mismo, desatar el cambio que México requiere y que seguramente será doloroso.

Últimamente, a raíz de los tropiezos públicos de Enrique Peña Nieto, se ha insistido en que estamos frente a una elección abierta. Coincido, pero también pienso que se apuesta demasiado a lo que sucederá si gana uno u otro candidato. Si no existe el compromiso de sacar adelante un conjunto de reformas —con el apoyo de dos o más de las principales fuerzas políticas— lo más seguro es que no sucederá nada, porque el próximo Presidente no podrá hacer mucho más que los tres anteriores: enviar el presupuesto al Congreso, negociar el resultado y aplicar el gasto, es decir, administrar el día a día.

Por eso creo que los ciudadanos tienen un papel muy importante que jugar en esta elección: forzar a los candidatos a pronunciarse de forma concretísima sobre los problemas que nos aquejan.

Sé que hay ciudadanos que ya han tomado su decisión, aun sin escuchar propuesta alguna, porque tienen fe en que su candidato puede, por sí mismo, despertar al país de sus pesadillas. Sin embargo, hay un grupo importante de votantes independientes, más proclive a decidir con base en lo que escucha y lee sobre la trayectoria e ideas de los distintos aspirantes, y que finalmente deposita su sufragio a favor de quien más lo emociona o en contra de quien le genera temor.

Ese grupo —que suele decidir el resultado de las elecciones— tendrá que volverse más exigente con los aspirantes presidenciales por las circunstancias que vive el país. Dejar que los candidatos se limiten a expresar optimismo o denuesto es hacerle un pobre favor a México.

Y para eso hay que preguntar y preguntar y preguntar. ¿Cómo le van a hacer los candidatos, si ganan la elección, para sacar a México de su presente estado de violencia y estancamiento económico? ¿Cómo van a crear los empleos que son el único antídoto contra la pobreza? ¿Cómo van a abatir la lacerante desigualdad? ¿Cómo van a ampliar los derechos de los mexicanos y asegurar también que todo mundo cumpla con sus obligaciones? ¿Cómo van a aumentar la recaudación, para que el Estado tenga los recursos para hacer frente a los problemas y saque provecho de las oportunidades?

Si el grupo de electores independientes que decide las elecciones en México no obliga a los aspirantes presidenciales a responder esas preguntas, seguramente éstos nos recetarán todos los días sus generalidades, apoyadas por los más de 20 millones de spots que los partidos tienen legalmente derecho de transmitir en las etapas de precampaña y campaña (y a los que hay que sumar otros tantos de las autoridades electorales).

El derecho de los ciudadanos de opinar libremente en esta campaña electoral fue seriamente lesionado por la reforma electoral de 2007 (ningún particular puede contratar anuncios como lo pueden hacer los partidos). Sin embargo, hay alternativas: los medios pueden y deben servir de intermediarios a los ciudadanos que no estén dispuestos a comprar la retórica de los candidatos.

Es tiempo de exigir propuestas viables y compromisos concretos y calendarizados para que México supere sus problemas. Y para ello no es necesario inventar el agua tibia. Hay fórmulas probadas a nivel internacional para superar la pobreza, terminar con la violencia criminal, cerrar la brecha de la desigualdad, desatar el crecimiento.

¿Queremos creer ciegamente en las promesas de los candidatos o queremos apostar por la educación, la competitividad, la innovación, el imperio de la ley y las obligaciones y derechos ciudadanos? ¿Queremos seguir siendo el país de las componendas en lo oscurito o el de los pactos públicos para la gobernabilidad y el progreso?

Es cosa de decidir, pero no hay mucho tiempo. El momento es ahora, en estos escasos seis meses antes de la elección del 1 de julio. Repetir lo mismo de los últimos 15 años es postergar el futuro.

Editorialmente, este diario estará a favor de hacer las preguntas precisas a los candidatos a fin de no que se oculten tras la retórica, que no echen mano del discurso obvio, que no se salgan por la puerta fácil. Queremos que se comprometan con soluciones que no signifiquen más de lo mismo. Y estaremos al servicio de los lectores dispuestos a exigir que los candidatos digan claramente el qué y también el cómo.




Querida Paulina Peña Pretelini


por Hector Zagal.


No es una colaboración dirigida a Crónicas Condenadas sino un texto que compartió en la red.


No tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé cómo eres, desconozco tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu molestia al escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del oficio. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En una democracia, la crítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una figura pública y, por ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por qué son tan duros con él?”, te preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. Hay miles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No?

Pero no es de tu padre de quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas utilizado la expresión “hijos de la prole” como un insulto. Insisto, es disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría que los llamaras “babosos”, “tontos”. Es más, no le preocupa el que nos hayas llamado “pendejos”. En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a los hijos de los trabajadores, de los obreros.

¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policía llamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú: descalificas a la mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hijo de un obrero? Sabes, yo soy nieto de un minero, un proletario. No me da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de tamales o un plomero?

Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: “De la abundancia del corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial!

“Hijos de la prole” son, en efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos y quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de la prole, por el contrario, deben hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben comer carbohidratos (tortillas), deben estudiar en salones sin computadoras, deben apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre gana en una semana.

Cuando leas estas líneas has el siguiente ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas, desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo duro?

Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu “realidad”: vives en una burbuja color de rosa. “Hijos de la prole” no es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre aspira a gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados, depende de esas personas a quienes menosprecias.

Ojalá este gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste en casa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de la clase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado?

Mira Paulina, me parece que por tu bien, debes inscribirte en una escuela pública, reducir tu escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponerte a trabajar. Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan sus estudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros. Algunos trabajan desde niños.

Paulina, haz puesto en riesgo el futuro político de tu padre. Pero lo que es más grave: pones en peligro en riesgo el futuro de México.




Que el gobierno haga algo




por José Alfredo de la Cruz Murillo. 




No es una colaboración dirigida a Crónicas Condenadas sino un texto que compartió en la red.





Tengo un primo que estuvo en el tutelar por asalto a mano armada, después de salir de dicho lugar, estuvo vendiendo "vino adulterado". Su madre y hermanos estaban felices, por que vendía veneno mezclado con un veneno todavía peor. Decían que era bueno, y que ganaba buen "dinero fácil" con ello. ¿Qué podía hacer el gobierno para corregir la educación que en casa dió mi tía a su hijo?

Tengo un primo que ya padeció sífilis, gonorrea y se infestó de pedículus humanus pubis(piojos genitales), aunque está casado y tiene ya dos niñas "adora a las prostitutas". Por suerte en la actualidad está sano (o eso espero), y dice que "ya es especialista en enfermedades de transmisión sexual" (aunque no terminó la escuela preparatoria). Justo hoy fué a gastar otros $550.oo pesos en una ramera, y se mantiene un poco preocupado de no saber si ya contrajo VIH. Su padre (mi tío), a corta edad lo llevó con una prostituta, "para que se hiciera hombrecito" y supiera "qué es estar con una vieja".
¿Qué podía hacer el gobierno para corregir la educación que en casa dió mi tío a su hijo? ¿Por qué mi tío no acudió a donde se les explique sobre educación sexual y no a las "agencias de masajes"?

Tuve un tío, el "Tío Vicho" (Victor) que murió hace dos años por alcoholismo, de joven era bravo y broncudo, le llamaban "El Burgues". El me platicaba como se encerraba con mujeres, pues él "era el chido", el que cargaba "la cocais", el guapo y fornido (y claro que de joven lo fué, y de sobra). Se internó en centros de recuperación para drogadictos y alcohólicos cantidad de veces. En una ocasión, estando él "en reposo", en casa de mi madre, en la madrugada empezó a gritar: - Las arañas, ¡Maten a las arañas! ¡¡¡Las arañas!!! - cuando corrimos a su recámara mi madre y yo, lo vimos saltar de un lado a otro de la cama, despierto, asustado, con esos ojos gigantes de drogadicto asustado, por fin lo pudimos controlar. ¡En esa limpia recámara no había ningún ataque de arañas gigantes!
¿Qué podía hacer el gobierno para corregir la ruta que mi tío fué fortaleciendo entre familia y amigos, hasta lograr su muerte? Mi abuela siempre dijo: Son hombres, deben ser cabrones y viejeros. ¿Esto lo podía corregir el gobierno? ¡Si ni en casa interesó! Cuando Victor murió, mi abuela y yo contamos 34 botellas de alcohol del 96 de 300ml (el que se usa para curar heridas) encontradas debajo de su cama.

En México, mi país, cada que tenemos un terremoto o inundación la gente se pelea por la ayuda que llega de fuera y del propio gobierno. Mientras algunos tratan de salvar su vida, otros entran a casas de hermanos y vecinos para ver que se roban, de preferencia en la noche, "cuando es más fácil", sino es que los propios policías, militares y rescatistasencueran las casas. En Japón, hace unas semanas tuvieron una contingencia nuclear, la gente, damnificados, aun con hambre, esperaban formados agua y alimento, ayudaban a quien podían ayudar, "nadie robó nada", y se publicó a Japón como un pueblo organizado y moral por todo el mundo. Un ejemplo a seguir, un país que "aun con hambre y oliendo muerte" se sabe formar y esperar un turno, donde los ancianos son sabiduría y no un estorbo. ¿Qué podría hacer el gobierno mexicano para corregir a un pueblo desorganizado, indiferente, amoral, semireligioso y conformista, novelero y bebedor?

Hace unos días, estando dos niños menores de quince años "jugando" en casa, uno embebió al otro con un solvente y le prendió fuego. ¿Necesitamos un policía en la sala - comedor de cada casa? Mientras, en otra colonia, una mujer permitía que su propio amante violara hasta la saciedad a su hija menor de edad, siendo esta testigo ocular y presencial, "para que no buscara el hombre algo en la calle y no le fuera infiel" ella mejor ofrecía a su propia hija. ¿Que el gobierno haga algo? A una mujer no le importa su propia hija, ¿Cómo cambia esto el gobierno?

¿Que hará el gobierno para tirarnos los televisores a la basura y meternos la cabeza en los buenos libros?

¿Qué hará el gobierno para mantener a los treinta vagos, alcohólicos y drogadictos que se juntan en la esquina de mi negocio y de mi casa? Si sus "mamis" los quieren tanto.

¿Cuál gobierno? ¿El de hace 100 años o el de hoy...? O peor, el gobierno de mañana... donde estarán tus hermanos y nietos... ¿Que el gobierno haga algo?

No estoy de acuerdo en quejarme del gobierno, pues uno u otro partido está "lleno de mexicanos", como yo, mexicano. Esos que tuvimos una revolución que nos enorgullece, donde soldados por un lado y revolucionarios por el otro violaban ancianas, mujeres y niñas, delante de sus hermanos, maridos e hijos, que después de presenciar el evento serían asesinados, sino torturados antes de esto. Y además, quemaban los cultivos, robaban las gallinas, guajolotes y puercos... los puercos. Mexicanos contra mexicanos, como hoy.

Los cantores españoles y latinoamericanos "saben" que vendiendo en México ya se abrieron mercado, porque aquí, cualquier extranjero vale más que un mexicano. "El argentino" (dueño de una gran maquiladora de Guadalajara), siendo patrón y buen amigo de mi primo "El Chivigón", en una ronda de cervezas le confesó: - Alberto, aquí en México españoles y argentinos vivimos felices, llegamos a pedir permisos y hacer trámites y los mexicanos nos tratan mejor que a sus propios compatriotas, nos brincamos filas y ahorramos tiempo gracias a ustedes, las mujeres, por alguna razón, aunque seamos horribles, siempre nos sobran. -

¡Viva México Cabrones! ¿Viva México? ¿Qué parte de México? ¿Los idiomas indígenas que nos avergüenzan o los tenis Nike que utilizamos? ¡Viva México! ¡Grítalo aquí!, en nuestras fiestas patrias, por que cuando te paras en China o España agachas la cabeza, pa' que no te vean que eres mexicano.

El presidente de mi país dice que acabará con el narco... NO, no es así. Cuando los medios de comunicación le piden resultado el no debe de prometer que terminará con los transportadores y productores de la cocaína, debe de pedir que revisen a "sus hijos" las narices pa' ver que se están metiendo... ¿quién creen que se está aspirando tantas toneladas de polvo blanco? ¿Los extraterrestres?

¿Qué hará el gobierno para que dos de mis vecinos dejen de querer modificar, pintar y rayar mi propiedad?, ¿Qué hará el gobierno para que mi vecina deje de arrojar los excrementos de sus perros en mi azotea?, ¿Qué hará el gobierno para que mi vecino deje de fumar marihuana junto a mi tanque de gas desde las 8:00am, cuando sus padres se van?

Que si la policía es corrupta... tengo familiares y amigos policías, y sí, (no todos, pues estamos también llenos de héroes anónimos) pues no entran a ese oficio ni por lo seguro del oficio ni por el sueldo. Los médicos, que recién fueron testeados en exámen, no tuvieron aprobación científica ni en 5%... ¿Qué va a hacer el gobierno? ¿Ponerles orejas de burro a todos los que traen batas blancas porque sus pacientes no importan y se mantienen en hospitales solo por las prestaciones, esperando jubilarse tempranamente?

En Huentitán, donde vivo, hace dos años un joven murió a balazos...y no, no fue víctima de la delincuencia, fue víctima de su estupidez. Los de "Los departamentos" contra "Los de el panteón" se apedreaban hacía meses o años, un día, uno sacó cuete pa´ darles a los otros, y las pedradas se han convertido en balaceras. Los encuentros se dan entre las 9:00pm y las 3:00am, ¡Que el gobierno haga algo! Si a sus propias madres no les importa que se maten unos a otros, y como son menores, "no pueden ir a prisión" todavía. Eso sí, a los que han sido recogidos por patrullas, acude la familia rápidamente a buscar hacia donde se los llevaron para liberar a sus angelitos. Se tatúan a "La Virgencita" en un brazo y "Una pistola" en el otro.

¿Que el gobierno haga algo? Sí, tienen parte importante, pero organizados no necesitamos ni a un gobierno. El gobierno no es y no puede ser más que "administrador".

¿Que el gobierno haga algo? ¿Qué va a hacer el gobierno para que tu familia y la mía no insulte ancianos, respete a los niños, evitemos las drogas, enseñemos "valores" en casa? ¿Qué hará el gobierno para que no gastemos "más" de lo que podemos pagar? ¿Cómo el gobierno nos va a "desin flar" estos senos jugosos de grasa por comer 10 veces más calorías de las que requerimos? ¿Cómo el gobierno nos pondrá a caminar 2 kilómetros diarios o a trotar 10 minutos por día?

¡Que el gobierno haga algo! Porque las calles están llenas de perros y gatos abandonados, porque NO ENTENDEMOS que son seres vivos que respiran, aman y sienten. Porque tu familia y la mía tira a las mascotas cuando crecen y se hace obvio que "no son de raza". Porque todos esos perros y gatos sin raza que están en las callesson como yo, pues soy una mezcla de Mayas, Aztecas, Españoles y Árabes, y ¿quién sabrá de que más? Yo, como los perros amarillos. ¡Que el gobierno haga algo! Para que mis jóvenes vecinos (casi niños) ya no electrocuten gatos ni los "hagan explotar", a veces desechos con vidrio o raticidas que "compra sus madres" en cualquier ferretería.

¡Que el gobierno haga algo! Porque en el Sanatorio que está entre Circunvalación y Artistas hay una mujer abandonada que dio a luz un niño hace tres días, no hay quien pague la cuenta ni quien la acompañe en su bendición.

¡Que el gobierno haga algo! Porque mis tíos que viven en Los Estados Unidos de Norteamérica cruzan las calles por las esquinas, no tiran basura, no manejan bajo los efectos del alcohol..., porque allá te dan "un ticket" o multa, hay cámaras en las calles y te pueden arrestar o quitar la licencia sino es que te arrestan. ¡Que el gobierno ponga más cámaras! Como las de el periférico de la zona metropolitana de Guadalajara, que multaron a más de 2,300 tapatíos en una semana, porque NO SABEMOS LO QUE SIGNIFICA 80km por hora max. Porque aquí lo "chido" es ir rebasar a exceso de velocidad y matar perros, niños y ancianos, aquí es "chido" burlarnos de los pendejosque obedecen las reglas y al prójimo. Porque Cristo y Gandhi nos enfadan, los chidos son Hitler y Napoleón, ¡Arriba los narcocorridos y la música de banda! ajùa. ¡Que el gobierno nos presente a Vivaldi, Mozart y a Silvio Rodríguez!

Porque aquí "el que no es transa no avanza", porque en la "normalidad" somos gandallas. Porque lo "normal" es quedarte el billete que otro tiró en el piso, el "anormal" regresa el billete a su dueño. Por que el "normal" no hace caso al profesor y se burla en su cara, el "anormal" hace tareas, estudia y se prepara. Por que el "normal" grita, mienta madres y es agresivo, el "anormal" es callado, respetuoso y tranquilo. ¡Que el gobierno haga algo! Porque es "normal" que no entendamos entre lo moral y lo indecente.

¿Que el gobierno haga algo? Producimos los libros para el sur de américa, ¡pero en México no se leen!

¡Que el gobierno haga algo! Porque en mi familia son famosas las telenovelas (no las novelas escritas), el refresco negro, la señora Chapoy y el fútbol, porque a mis tías y primos les enfada escuchar hablar de Sócrates, Platón, Aristóteles, Copérnico, Galileo, Kepler, Newton y Einstein... ¿quién diablos es John Nash? Porque los libros como la Biblia son adornos de casa, "no para leerse". Porque solo los idiotas pagan diezmos e impuestos. ¡Arriba las Chivas!, ¡Arriba el América!, ¡Arriba el Atlas!, ¡Vamos Chicharito! Porque en los clavados, tae kwon do y otros deportes, a los mexicanoscampeones se les reconoce en todo el mundo, así como a nuestros ancianos y paraolimpistas medallistas, pero "me aburre" saberlo, pues a mi compadre no le gusta tomar cagüamas (ballenas ó chelotas) con esos temas.

¡Que el gobierno haga algo! Porque Martita es madre soltera y tiene tres niños de tres diferentes padres. Y ¡ya está embarazada otra vez!, y ¿sabes qué?, son "gemelitos" esta vez. ¡Que el gobierno haga algo! Porque aunque Martita "no sabe" ni quién es el padre, ella pide la "ayuda" del gobierno, por que también tiene a su madre en silla de ruedas y "no hay quien le tienda la mano".

Cuando el DIF fué a la primaria de mi sobrino Beto, ofreció la institución dar una comida "de calidad" por solo $5.oo pesos, un desayuno balanceado con agua de frutas o leche, proteínas, vegetales y carbohidratos de calidad. Las madres de los niños "se molestaron": - A mi hijo no le gusta la leche. - Mi hijo no come frijoles. - Mi hijo no come verduras - (mi primo, el padre de Beto y yo, no lo podíamos creer), así, hasta el día de hoy, los niños siguen comiendo frituras, hot dogs y dulces en el recreo. ¿Que el gobierno haga algo? Porque POR MAYORÍA DE VOTOS se desprecio la ayuda de la institución.

Me asusta cada persona que dice: ¡Que el gobierno haga algo! Y cada que lo pedimos, ni siquiera decimos "que debería de hacer" y "cómo se puede sustentar".

De cada 10 amigos que egresaron la facultad conmigo, 8 dicen que en la escuela "no les enseñaron nada", ¿entonces porque no se salieron?

Soy José Alfredo de la Cruz Murillo, Médico Veterinario dedicado a las Pequeñas Especies y Diseñador de Espacios, vivo en Guadalajara, trabajo en mi municipio y en Zapopan, hago práctica médica privada, organizo charlas "gratuitas" en parque, iglesias y escuelas sobre biología y mascotas, SOY MEXICANO, pero mi familia y mi pueblo no anda nada bien, tengo miedo por mis 2 hijas y el futuro que les espera. Puedo presumirte a mis familiares y amigos médicos, abogados, contadores, arquitectos y morales... pero hoy no es el tema.

Por el gobierno de este sexenio no podremos hacer nada, pero el que viene en 24 años será un ejemplo mundial, por que allí estará un hijo tuyo, y tú, lo educarás de forma ejemplar: con valores, formación científica, calidad humana, decencia y lo más importante,responsabilidad.

Te saluda un hermano mexicano.

P.D. Si tú dices: - ¡Que el gobierno haga algo! -, respeto tu postura, pero no me la comentes


Palabras de interés para revolucionarios
por @memocromatico



Basta de pendejadas. El país está jodido y todos lo sabemos, no todos saben el porqué ni saben como arreglarlo, o por donde empezar. En el mundo existimos muchos jóvenes idealistas que creemos saberlo todo, que amanecemos con ganas de gritar y escupir y luchar. El problema, mis queridos, es que ninguno, NINGUNO, de ellos sabe por donde empezar.

Hoy tuve una plática interesante con mi señor, discutimos la política anti-narcotráfico de Calderón. Él dijo “que huevos de cabrón, arriesgar todo por esta lucha imposible, yo no lo haría”; yo dije “que huevos! hay otras prioridades que necesitan solucionarse antes, y con eso se solucionaría todo lo demás!”. Para variar, realmente para variar, estuvimos de acuerdo en un punto: para hacer luchar contra el sistema se necesitan huevos, muchos pinches huevos.

Sin embargo, yo veo otras vías que deberían atenderse, porque al final creo que lo que México le falta es huevos. Si en México existiera una preocupación por la enseñanza, la formación de valores y cultura, el pueblo mexicano no dejaría hacerse pendejo. El gobierno es una porquería, lo es, puta corrupción nos tiene a todos en crisis (énfasis en la falta de mención a crisis económica, que también nos tiene en crisis, pero por otro flanco). Engaña al pueblo, le miente, lo manipula, lo tiene comiendo de su mano, cuando tiene comida claro está. ¿Pero quién dice algo al respecto? Acaso tú te has levantado a decirle “ehm, disculpe Secretarío de Finanzas, pero chingue a su madre porque yo no le creo”. No, no lo has hecho, te faltan huevos; y te faltan huevos porque no sabes que es lo que puedes hacer, o como debes hacerlo.

Levántate en armas, y convence a 100 millones de mexicanos a que te sigan, a que le muerdan la mano a quien los “alimenta”, que le escupan en la cara a quien les miente, que luchen contra quien los trate de hacer pendejos. Va a haber cosas perdidas, personas perdidas, vidas perdidas. Tú, revolucionario, tienes que estar consciente de eso. Todo lo vas a perder, todo lo vas a sacrificar, y no vas a ganar nada para tí. Por todo lo que sabemos tal vez no ganes nada para nadie realmente. 

 Vas a luchar, lucha bien, lucha con todo, lucha a perder, pierde todo en el afán de ganar la última satisfacción, todo el propósito de tu lucha. No luches por tí, lucha por los demás, no luches por quienes amas, tal vez mueran, y tu lucha sería en vano. Lucha por el desconocido que pide pan, lucha por las mujeres de Juárez, lucha por los mexicanos que cruzan el río en esperanzas de un futuro mejor, lucha codo a codo con tus hermanos del sur que ya están dispuestos a morir para vivir. Dales esperanza a ellos, lucha por ellos para que ellos luchen contigo, para que ellos arriesguen todo, para que todos arriesguen y todos luchen.
Para ganar la revolución lo primero que tienes que vencer es tu propio miedo. Mata tu miedo a perder y todo lo que pierdas será para ganar. Convence a 100 millones de mexicanos que te sigan, educalos para que sepan lo que se debe de hacer una vez que ganen, para que si mueres sigan sabiendo que se debe de hacer, para que no se rindan. Hazles saber que lo van a perder todo, pero que alguien, alguien que ellos no conocen, alguien que ni si quiera tú conoces, alguien que no conocerán, alguien va a gozar de ese sacrificio, y va a hacer algo bueno.

Ahora dime revolucionario, ¿sigues teniendo los huevos? No se trata de quitar el poder, no se trata de ganar poder, se trata de cambiar, de luchar y de saber que se necesita, saber que cualquiera debe de poder ser la cabeza, ser líder, y en el momento adecuado serlo. Dime que vas a luchar por todos, y que los vas a convencer a todos de luchar por todos y no por si mismos. Dime que vas a tener los huevos y que los vas a convencer a todos de que los tengan. Dime que vas a hacer que dejen de tener miedo a la muerte y vuelvan a burlarse de ella en su cara. Dime que lucharan a pesar de las muertes de los amados, y de las amenazas, y de la desolación.

Yo no creo en la revolución, yo sólo vivo aquí. A mí al final lo único que me concierne es hacer mi parte y evitar colaborar en el derrumbe de nuestra sociedad. Sí, me faltan huevos y lucharé por mí y mis seres importantes, nadamás, y sólo de la manera que puedo. Pondré mi granito de arena, compartiré mi visión y enseñaré lo que sé, de la manera que sé, con dibujos.