Un buen día de 1832, unos oficiales al mando del entonces todavía no presidente Antonio López de Santa Anna caminaban por las calles de Tacubaya, por donde se encontraba una afamada pastelería que pertenecía al señor Remontel, a donde estos gendarmes tuvieron a bien ingresar y disfrutar de la fina repostería que ahí se vendía.
Hasta ahí todo era el ritual de lo habitual; los uniformados se sirvieron con la cuchara grande, y satisfechos de su antojo, se disponían a abandonar el lugar, olvidando -voluntariamente- un pequeño detalle: liquidar la cuenta. Este relato llegó hasta París, junto con muchos otros que daban evidencia de los constantes abusos que la Colonia Francesa sufría en nuestro país por la falta de vigilancia y control de unos cuantos, motivo por el cuál el Gobierno de aquél país demandó una indemnización a los nuestros, misma que fue negada y derivó en un bloqueo costero y una intervención militar; este evento, fue denominado "La Guerra de los Pasteles".
La guerra de los pasteles fue el primer conflicto bélico entre México y Francia, y formalmente tuvo lugar entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.
Todo se arregló cuando ya en el poder, Santa Anna accedió a indemnizar al Gobierno Francés con el pago de 600,000 pesos, mismos que fueron pagados en cómodas mensualidades.
Hoy, se libra una batalla parecida dentro del Partido Acción Nacional, no sólo por el acrosticismo obvio de las siglas del partido, sino por las circunstancias que rodean el proceso de elección interna de su candidato al Gobierno de la República para este 2012.
Los resultados de las encuestas publicados esta misma semana por distintas casas dedicadas a este rubro de medición, señalan a Josefina Vázquez Mota como una clara favorita no sólo entre los simpatizantes del albi-azul sino del electorado en general sobre sus rivales Santiago Creel y en especial Ernesto Cordero.
Para algunos analistas, el panismo está siguiendo su misma estrategia que por tantos años les ha dado resultados positivos: esperar hasta el final, o lo que en ajedrez sería el equivalente a "jugar negras".
Hasta cierto punto representa una ventaja tener primero un panorama de lo que hará el enemigo para entonces plantear el contra-ataque. Pero en cualquier estrategia militar, también será importante plantear bien los movimientos que llevarán a una contra-ofensiva que otorgue la victoria con el menor número de sacrificios posible.
No vemos esto en las campañas internas del PAN, que han basado más sus estrategias en descalificaciones para sus correligionarios que en cualquier otra cosa.
Este método les puede salir caro, no sólo como partido, sino en lo individual, toda vez que el ganador podría quedar desprestigiado o muy golpeado ante dos muy fuertes adversarios que les esperan en "la grande".
Ya quedó claro que los resbalones que Enrique Peña Nieto tuvo en medios electrónicos al cierre de 2011 no le trajeron una caída en las preferencias electorales, ya que se le ubica en los mismos niveles de popularidad y reconocimiento que tenía antes de estos eventos, aunque también es de recalcar que no avanzó.
AMLO ya le dio la vuelta a la tortilla, bajando considerablemente sus porcentajes de impopularidad para también colocarse por lo menos en las opiniones neutrales del electorado y recuperando el reconocimiento del nombre.
Hoy por hoy Vazquez Mota se coloca como la favorita, como la "novia del pastel" en el piso de arriba de las preferencias. Resultaría absurdo e inentendible que el partido en que militan, en una más de sus formalidades de proceso, terminara por ignorar a las mayorías e irse por el capricho de unos cuantos. Eso ya lo veremos.
Más le valdrá al PAN y sus candidatos andarse con mucho cuidado en la manera que hacen campaña el uno contra el otro, no sea que como pasó antes, se metan un balazo en el pie, y terminen por pagar la cuenta de otro.
Será muy interesante conocer al rival de Peña Nieto y López Obrador, pero más interesante ver si puede librar dos batallas y no morir en el intento.
Por: Orson Ge
Twitter: @orsonjpg
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