País dividido, consuelo de muchos, consuelo de tontos..

Las frases de sabiduría popular han acompañado al hombre durante muchos años, forjando su postura ante la vida y las enseñanzas que una generación desea dejar como legado a las siguientes a fin instruirlos para las inagotables sorpresas y experiencias de la vida. Tales frases se van acuñando con el paso del tiempo, en la medida que personas sabias y experimentadas ven la necesidad de hacer hincapié en lo que parece aún no hemos sabido ver y aprender.

Pensando en las frases de nuestros días, ¿cuántos artículos, entradas, posts, tweets, entre otros han comenzado con la frase vieja y recurrente: "el país pasa actualmente por uno de sus peores momentos en la historia"?

Ahondando en la expresión, es horrendo pensar que las cosas no mejoran y que los días viejos eran mejores. Sobretodo, porque la tónica de la vida se va deteriorando con ese pensamiento, el ser se desgasta y corre el tremendo riesgo de caer en un círculo vicioso de desmotivación, nostalgia y pesimismo.

Se dice de aquél que no conoce su historia que está condenado a repetirla y pareciera que el mexicano posmoderno está ambivalentemente encantado y cansado de caminar por las sendas históricas que tienen a la nación atascada en la reversa sin poder avanzar en la dirección a la que muchos compatriotas quisieran acceder. Esto sugiere que a diferencia de los aztecas, el post-colonial ignora porque no aprende, porque no le interesa. O bien, como el diccionario define al masoquista, disfruta las situaciones de humillación y/o dolor.

De refraneros y proverbios de sabiduría están llenos los calendarios, letreros de cantina y hasta las redes sociales pero nunca he escuchado uno más cierto que aquél que reza: "divide y vencerás"; tres palabras, un mensaje conciso, digerible y puntual: la mejor manera de debilitar a un enemigo fuerte es pedazo por pedazo.

Arbol que crece torcido...

Me pregunto quién es el verdadero enemigo de México y parece que a pesar de tanto refrán y tanta sabiduría acumulada en los papeles, las paredes y uno que otro pixel mis paisanos se hacen la misma pregunta. ¿Quién es ese villano? (Granuja, en palabras de Diego Fernández de Cevallos) que quiere al país dividido para hacer presa de él de una manera más sencilla, robarle, destruirle y a la postre matarle.

La única respuesta que me deja satisfecho es: los mexicanos. No porque sea una intención tácita generalizada el hacer presa del país, o destruir específicamente a una persona. Es más un asunto ideológico y pertenece mucho más a la falta de visión de largo plazo; a la incapacidad de llegar a acuerdos y a la rápida respuesta a los impulsos que obedecen al interés personal.

Los "Estados Unidos Mexicanos" son hoy una expresión utópica y olvidada de la historia de una nación que nunca ha estado unida más que por una coincidencia geográfica. No podemos sorprendernos de tener hoy un presidente oficial y un "presidente legítimo" cuando la historia está plagada de conflictos similares una y otra vez. Conservadores vs Liberales, Madero vs Díaz, Carranza vs. Villa por nombrar sólo algunos. Y no es que pretendamos dignificar o riduculizar a nadie y mucho menos homologar las causas de los unos con los otros sino denotar una realidad que no hemos sabido dejar atrás como nación y que hoy nos plantea una realidad poco promisoria.

Es natural que haya distintas corrientes de pensamiento, y sobre todo es saludable para la clase política de una nación, de lo contrario viviríamos un absolutismo oligárquico posmoderno bastante complejo de entender pero es ciertísimo que las diferencias entre grupos de poder y sociedad en México nunca se han sabido resolver sino que siempre se han tratado a través de lamentables plataformas de sabotaje, desacreditación, crítica subjetiva, violencia y difamación.

Contrariamente a lo que muchos piensan, estas son sólo tácticas infantiles de salirse "con la suya" que atraen solamente resultados de conflicto, berrinche y pataleta; lo peor de estas muy malas costumbres es que entre más nivel político o social tiene la diferencia, los resultados son devastadores no tanto a nivel personal, sino a nivel nacional.

El que con lobos anda, a aullar se enseña

Resulta indignante cómo las malas mañas se van tornando cotidianas y perdemos la sorpresa de ellas. No están muy lejos los días en que las bancadas de oposición al ex-presidente Vicente Fox sólo sabían decir NO a diversas iniciativas y propuestas del gobierno federal sin profundizar en el beneficio (o perjuicio) que pudiera traer a la población en general con el único fin de trabar la labor de ejecutivo. No quiero que con esto se piense que esta publicación tiene el afán de promover o justificar al panismo, cosa de la que estamos muy lejos, sino poner en perspectiva una realidad innegable de división nacional.

Después, para los que no les falta memoria, se empezó a hacer costumbre tomar por la fuerza avenidas principales, recintos legislativos y lugares públicos no sólo por unas horas sino por temporadas enteras, con el fin no de manifestar desacuerdos sino protestar airadamente supuestas falsedades del sistema democrático de nuestro país haciendo alarde de una total falta de criterio, voluntad de acuerdo, y aún peor, de respeto por los que piensan diferente.

Al actual gobierno, con todos sus fracasos (que aparentemente han sido más que los aciertos) le ha tocado sufrir más que otros del divisionismo que tan dañino ha resultado para los que aún vivimos en este país. Ha tenido que lidiar con el supuesto presidente "lejítimo" (con una j muy débil), se le ha llamado espurio, fecal, y hasta borracho. Esto, que nos hemos tomado tan a la ligera, porque a diario lo vemos en los periódicos, noticieros y hasta en las redes sociales en la realidad resulta muy contraproducente para la nación en general, aunque no parezca.

Ante la muy irresponsable acusación (sin fundamentos) que el petista Gerardo Fernández Noroña lanzó hace casi siete días acerca del supuesto alcoholismo del actual presidente Felipe Calderón han sobrevenido situaciones de comentario y diversidad de opiniones, como el caso de Carmen Aristegui. Con toda y la atención que estas problemáticas han acaparado, lo que nos pasó de noche como conacionales es que los bonos de México como país han bajado aún más, como si no fueran poco los temas de extrema pobreza, inseguridad, la guerra a la delincuencia, las notorias deficiencias en el sistema educativo entre muchos otros por los que somos ya reconocidos.

Más vale tarde que nunca

Dejémonos de cosas; si los conductores de x programa nos llaman flatulentos y perezosos y critican nuestra comida, es porque no conocen uno de los países más diversos, bellos y culturalmente ricos del planeta. Démonos de santos que aún no saben que estamos divididos contra nosotros mismos y que no aprendemos a ser capaces de llegar a acuerdos que provoquen que NUESTRO país llegue al nivel del cual tiene potencial, que no sabemos explotar los recursos que tenemos a la mano porque tenemos la vista desviada, peleando contra nosotros mismos una lucha que nunca ganaremos, porque si quizá un día vencemos a alguien sólo resultará que nos hemos derrotado a nosotros mismos; ese día no tendremos ya esperanza.

Como de costumbre, el problema y la solución consiste y reside en nosotros mismos. Está en nuestras manos dejarnos de politiquerías y atacar a los nuestros sin sentido, sólo porque no entontramos a quién pelear. No dejemos toda la responsabilidad en la clase política, porque ésta es sólo un reflejo de la sociedad, de lo contrario, ¿de dónde salen los políticos que nos gobiernan? ¿De marte?

A través de este incipiente blog hacemos un llamado a la unidad, a la voluntad de acuerdos, a dejar de pelear por pelear, y criticar todo lo que parezca oficial o como está de moda decir "al establishment". A medida que más nos tardemos en entender que divididos sólo somos adversarios de nosotros mismos, nuestro país será víctima de cualquiera. Si es que hay otro enemigo, se la hemos puesto fácil, porque le hemos servido el plato partido en rebanadas.

Vamos mexicanos, espero más de nosotros mismos.
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