¿Quién paga los platos rotos?



"Lo que hace grande a un país es la participación de su gente"... y a un gobierno, para hablar más específicamente, al poder legislativo ¿qué lo hace grande?


Lo que es más, no quisieramos un legislativo "tan grande".


Como usted debe saber ya, y si no se lo contamos, la nación se rige en tres Poderes, encargados de los caminos y destinos de la misma:  El Ejecutivo (El Presidente, cuyas atribuciones  y privilegios están establecidos, limitados y enumerados por el artículo 89 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos), El Legislativo (Senadores y Diputados) que, de manera general propone, investiga y aprueba las leyes bajo las que vivimos, y El Judicial (Procuradurías, Juzgados, y Corporaciones encargadas del ejercicio de impartir justicia) aplica la ley entre la ciudadanía.

Nos parece maravilloso que el IFE hable hoy de democracia, porque nos abre la puerta también para hablar de anti-democracia. En esta época pre-electoral estamos invadidos, literalmente "hasta el copete" de propaganda que nos presenta caras sonrientes de hombres y mujeres que difícilmente encontraremos en la vida real, que hoy se exhiben pero que mañana se esconderán, cuando sea hora de dar la cara, pero para responder a lo que hoy prometen.

Hoy la democracia tiene un remedo representado en el Poder Legislativo mexicano donde el 40% de los diputados (cámara baja) y el 50% de los senadores (cámara alta) no son elegidos por la gente. Es decir, son designados por su partido, según la representación obtenida en porcentaje de votos. En términos más simples, son fruto de la Partidocracia en la que todavía vivimos pasivamente.

Lo vamos a poner todavía más claro: el próximo primero de Julio de este año usted y yo acudiremos (en el mejor de los casos) a votar a nuestra casilla y en cada estado de la repùblica la gente votará dos senadores por estado. El dato interesante es que existen cuatro senadores por entidad federativa. Si Pitágoras no miente, esto quiere decir que la mitad de la gente que nos legisla en la cámara alta son designados por cualquiera, excepto usted y yo. Bonita democracia.

La dinámica se repite en la cámara baja, la de los diputados. De estos 500 puntuales cobradores que difícilmente completan la lista de asistencia a las sesiones, usted sólo escoge a 6 de cada 10. Los demás los puso el partido en turno, según su lugar en la tabla de representatividad electoral.





Si usted cree que la cosa no se podía poner peor, dése una vuelta por la lista de "bateadores designados" que los distintos partidos han publicado, en especial aquellas donde se contienen los nombres de Luisa María Calderón, César Nava, Luis Felipe Bravo Mena y Francisco Ramírez Acuña. Respectivamente, la hermana del presidente que sostiene perdió la elección en Michoacán a causa de los narcos contra los que su hermano pelea, el expresidente de Acción Nacional que fue más famoso por casarse con frustrada cantante, el protagonista del papelón electoral del Estado de México y uno de los mejores camaleones de estos 12 años que el PAN lleva encumbrado.

Ernesto Cordero y Alonso Lujambio son caso aparte. El primero, fruto de una gran negociación previa a las internas blanquiazulues y el segundo en una complicada situación de salud que empaña su nominación y da muchas más cosas malas que pensar que otra cosa.

A estos nombres se suman otros tan ilustres como el de Martín Esparza, líder del SME cuyas pillerías y latrocinios está de más decir, pero que toda la presión ejercida le rindió frutos. Pregúntele a sus sindicalizados qué comerán mañana. Jorge Emilio González y Jorge Kahwagi van por el Verde y si todo sale como esperamos veremos ahí nombres como el de Ulises Ruiz y Humberto Moreira sólo para engalanar un poco más el privilegiado "Dream Team" de legisladores que cuidarán de nosotros con honor y valentía.


Estas cosas pasan porque usted y yo lo queremos. Porque no hay memoria, porque no hay un cambio.

Esperamos siempre que sean otros los héroes o los mesías, sin saber que el verdadero cambio se hará en lo colectivo, cuando usted y yo tomemos cartas en el asunto.

Hoy somos lo que somos no sólo porque hay un ladrón arriba que roba porque puede. Hoy somos lo que somos porque lo dejamos. Porque no queremos saber su nombre, porque no queremos recordarlo, porque no nos interesa reprenderlo.

En nuestro país existe un serio desconocimiento de las instancias gubernamentales, y no se diga las legislativas con todo y sus responsabilidades.

Es por eso que "nos hacemos bolas" y terminamos por pedirle "peras al olmo" con una sed de justicia que nunca termina por saciarse, y quien termina "pagando los platos rotos" es "Papá Gobierno" que tiene la culpa de todo.

Pero "a la postre" los platos rotos los terminamos pagando usted y yo, querido lector, porque seguimos soportando que el mismo grupo nos siga dando atole con el mismo dedo, solamente pintado de otro color.

¿Qué hacer para cambiar la historia?

Primero enterémonos cuál es la historia, luego podemos cambiarla.

Por: Orson Ge
Twitter: @orsonjpg

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