Aquí no es así


"Vienes caminando y no sabes tu destino,
Conquistando sueños,
sueñas llegar a ser deidad.

Fue sin duda la sopresa de esta semana, aunque bien no llegó a campanada, la que dio Andrés Manuel López Obrador, con una nueva declaración que hace voltear la cabeza a propios y extraños, al afirmar que se encuentra ya cansado, que no tiene el brío de antes; y en pocas palabras, que si no gana esta elección se nos va "a La Chingada".

Pero no se me asuste, querido lector, este recóndito lugar no es aquel al que regularmente se cita en los asfaltos y banquetas de nuestras urbes, con su respectiva resta de categoría, para remitir a una persona a un olvido voluntario, en la mejor de las ocasiones, o a una desgracia para decirlo decentemente.


"Sigues caminando sobre viejos territorios
Invocando fuerzas que jamas entenderás".

Este lugar al que AMLO se refiere, es su rancho, que se encuentra en Chiapas, y que Joaquín López Dóriga tuvo a bien recordar instantes después de escuchar la declaración y así lo aclara en su columna de Milenio "Vámonos a la chingada" http://impreso.milenio.com/node/9114383

De este modo, queremos entender que el tabasqueño quiere transmitir un dejo de tranquilidad y estabilidad a aquellos que todavía temen a la sombra del Pejelagarto de 2007 que molesto, indignado y determinado organizó su plantón y se proclamó presidente legítimo brincándose todas las instancias y haciendo efectivo lo que había dicho meses antes mandando "al diablo a las instituciones".

Esto sin duda, inquieta a los dueños de los grandes negocios, a quienes la inestabilidad nacional les perjudica la rentabilidad, es por eso que se entrevé es esto una declaración intencionada.

Cabe recordar que López está cambiando su discurso. Es un argumento redirigido, que bien le ha valido, porque en las encuestas semanales muestra cada vez mejor rentabilidad y menores "negativos" lo cual quiere decir que la estrategia está funcionando.

Después de todo esto entendemos a un López Obrador determinado, pero pacífico, más resignado que persignado, ante lo que convendría hacer las siguientes consideraciones:


"Y vienes desde allá, donde no sale el Sol, donde no hay calor..."


¿Qué pensaron sus seguidores? 

Sobretodo aquellos más fieles que vienen arrastrando el nombre, el apellido, y la ideología. Que incluso han soportado y aprobado el ajuste de estrategia que en muchos ámbitos representó una vuelta de 180 grados.

¿Qué sintieron aquellos que en su mano ven el pasaporte a una nación soñada?

Nadie mejor que ellos sabrán contestar. Y no dudamos que existan de todas respuestas, unas menos agraviadas que otras, e incluso otras muy ceremoniosas, pero la realidad es que este Andrés Manuel se aleja paso a paso de aquél que con empuje proponía un "Proyecto Alternativo de Nación" que se capitalizaba en un compromiso por escrito. 





Y no es que pongamos en tela de juicio su  viabilidad, eso no nos corresponde a nosotros, sino porque el personaje que la sostiene ya no es el mismo, como si el mundo ya no fuera sostenido por el Atlas que la rota en su eje.

"Qué falta de respeto a sus seguidores, a quienes lo defienden", ya escuchamos decir.

Una mentada a Marcelo Ebrard 

Quien no solo tiene aspiraciones, sino respeto, credibilidad, arrastre, capital político y serias intenciones de competir por la presidencia, pero sobre todos los argumentos: quien no está cansado.

“Tengo más experiencia ahora que antes. Tengo menos vigor, eso sí, porque ya estoy muy cansado, pero yo creo que así va a ser…" dijo AMLO ante un grupo de industriales en la Ciudad de México. Creemos que nuestro país no está para hombres cansados, y mucho menos en la dirigencia.

Valdrá la pena recapitular un poco en la historia reciente, hacer Memoria en el Vicente Fox gallardo y voluntarioso que entró en el 2000 y el hombre canoso, de voz cansada y quebrada que salió. La factura se le está cobrando también físicamente a un Felipe Calderón que a meses de salir, parece invertir las pocas fuerzas que le quedan en una guerra que no acaba.

Si Andrés Manuel ya no tiene fuerza hoy, que apenas comienza la pugna y ya da muestras de darse por vencido, no quisiera verlo en Los Pinos o frente al Congreso, donde el desgaste es mayor para una persona (El Presidente).

La silla presidencial es un lugar de desgaste, de pugna, de discusión, de defensa. La alternancia tan deseada y buscada por quienes fueron oposición hasta el año 2000 y los que lo siguen siendo, trajo como consecuencia que el antes concebido presidente omnipotente, que con un sólo dedo manejaba la nación con su voluntad regía el territorio nacional tras un escritorio firmando decretos se acabó, y para bien. La presidencia no es una residencia de descanso si eso es que alguien todavía lo cree.


"...donde la sangre nunca
se sacrificó por un amor, pero aquí no es así"


Ahora, ¿le creemos?

El reciente discurso de la República del Amor ofrecía a sus creyentes algo parecido a lo que se prometió en "La Ciudad de la Esperanza", pero los sueños no se consiguen sin luchar, y es muy difícil luchar cuando se está cansado. O será que como dice José José -para citar a otro cantante- ¿"el amor acaba"? 

Tal vez esta declaración se trata de uno más de los traspiés del tabasqueño, que trataba de infundir tranquilidad ante un grupo con el que no ha tenido muy buena relación desde hace unos años: los empresarios. Y es que si se declaró enemigo de los ricos y después se retractó o no, fue precisamente con este grupo con quien quedó mal, y ese es un lujo que hoy no se puede dar ni él ni algun otro que aspire a la casa presidencial.

Ya veremos cómo recompone López Obrador, si admite su cansancio o lo parafrasea, sin embargo esta declaración es una frase que hay que ponerle marcatextos, porque, cansado o no, si de eso se trata, mejor, con sus cosas: al rancho.

Por: Orson Ge
Twitter: @orsonjpg

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