Por no bailar con la más fea

¿Le suena familiar este texto?
      



High time we made a stand
And shook up the views of the common man
And the love train rides from coast to coast
DJ's the man we love the most.
Could you be, could you be squeakly clean
And smash any hope of democracy
As the headline says you're free to choose
There's egg on your face and mud on your shoes
One of these days they're gonna call in the blues, yeah.

En un gran tiempo nos pusimos firmes
alterando la visión del hombre común
mientras el tren del amor corría de costa a costa
y el DJ es el hombre a quien más amamos. 
¿Se puede, se puede ser demasiado limpio?
Y aplastar todo deseo de democracia
Mientras los encabezados dicen "eres libre para escoger"
Hay huevo en tu cara y lodo en tus zapatos
Uno de estos días dirán que es la depresión, sí.

Cualquier parecido con su realidad es mera coincidencia...



Dejando a un lado el lenguaje poético y la fatídica traducción, resulta que esta ironía relatada por la agrupación británica "Tears for fears" pareciera no sólo popularizarse sino inmortalizarse en nuestro esquema de candidatos, pre-candidatos, campañas y pre-campañas que nos atormenta cada cierto tiempo ya sea en las locales, las estatales o las presidenciales.

Qué tan bonita es la democracia en nuestro país que de acuerdo al Cofipe ningún precandidato a alguna candidatura de puesto de elección popular puede realizar "actos anticipados"de campaña de cualquier índole, pudiéndosele revocar su licencia a participar en la contienda e incluso invalidar su cuantía de votos si esto fuera comprobado posteriormente al sufragio popular.

Pero vamos entendiéndonos mejor, ¿cómo podemos definir un "acto anticipado" de campaña?

“el conjunto de escritos, publicaciones, imágenes, grabaciones, proyecciones, expresiones, así como las reuniones públicas, asambleas, marchas y en general aquellos en que los aspirantes o precandidatos a una candidatura se dirijan a los afiliados, simpatizantes o al electorado en general, con el objetivo de obtener su respaldo para ser postulados como candidatos a un cargo de elección popular, antes de la fecha de inicio de las precampañas”

Foto: Ruth Villela
Así pues, hoy con 7 apuntadísimos a la presidencia de la República y con muy pocas posibilidades de que alguno de ellos renuncie voluntariamente, no se puede decir que alguno de ellos ha estado en su banquita sentadito esperando que llegue el 18 de diciembre para comenzar sus actos públicos, promociones en medios masivos o apariciones electrónicas proponiéndose como la "vaca sagrada" o el líder que podrá colocar a México y su sociedad triunfalmente en la cúspide de la prosperidad dando la maroma histórica que se ha prometido por más de un siglo para que por fin todas las familias sonrían con la felicidad que desdoblan estos personajes en sus pancartas y spots de 15 y 30 segundos.

Encabezados por Peña Nieto, a quien Beltrones no le sale de la sombra, y seguido a la distancia de un panismo donde la favorita de muchos, Josefina puede ser brutalmente ignorada con tal de abrirle paso al "Cordero de todos" y Creel nomás estará "haciendo mosca", la parte interesante y más morbosa del proceso se desarrolla en la izquierda, familia en la AMLO supera por bastantes simpatizantes a Marcelo Ebrard, sin embargo, este último cuenta con mejores preferencias y números cuando los que opinan no son de tendencia izquierdista. 

Todos ellos han encontrado la manera de identificarse como serios "suspirantes" a ocupar la recámara principal de la Residencia de Los Pinos y también todos ellos han dado firmes señales de no claudicar en esta pelea de modo que todos los mexicanos sepamos y estemos bien seguros de que están perfilados en dirección de suceder a Felipe Calderón como mandamás nacional.

¿No es esto en sí un acto de pre-campaña?

No que lo demás no lo sea: los "informes", reseñas de 30 segundos de declaraciones en mítines públicos, comerciales "doblados" con voces de gatos (animados, pero literales), las sendas inauguraciones de obras públicas, las preguntas provocadas de parte de ciertos "periodistas" y demás artilugios que los "siete fantásticos" han utilizado de meses para acá. Pero es que se vale pensar que si con esa soltura se hacen con la ley del Cofipe un desodorante en barra como el que usted y yo usamos todas las mañanas, pues no sabría qué esperar de las leyes que les suscriben otra índole de honestidades.

Durante más de 30 años, y hasta el cambio de siglo y milenio, el mexicano vivió con una zozobra que se antojaba inmortal que decía "¿cómo serían las cosas si un día perdiera el PRI?" y con sueños mesiánicos se veía a contraluz y entre sombras a ese personaje redentor que le vendría a dar esperanza, restauración y una nueva fe a los compatriotas mientras el viejo sistema se desmoronaba poco a poco dando abriendo paso en una nueva mañana sexenal al México que vivía en las fantasías de varios. El día sí llegó, y el heróico personaje también, pero la realidad es que nada cambió.

Foto: Ruth Villela
Hoy es una triste realidad que desde hace algunos años venimos buscando solamente como "no bailar con la más fea". A casi seis años de la elección presidencial más cerrada de la historia (detalle en el que no entraremos en detalles) un gran porcentaje de quienes declaran abiertamente haber votado por Felipe Calderón, no lo hicieron por creer en su entonces proyecto, por haber sido conquistados por su carisma o mucho menos por haber creído en el lema de las "manos limpias" sino por una razón más simple y sin mucha vuelta de hoja: que López Obrador no fuera presidente.

La historia ya se la saben, bajo el lema de: "López Obrador, un peligro para México" se lanzó una exitosísima y por demás derrochadora campaña que a la postre no permeó lo suficiente en el electorado, o por lo menos como lo habían planeado para tener un margen más holgado al momento de los conteos. Esa historia se siguió escribiendo hasta hoy, y le faltan aún varios capítulos.

Para la elección que está ya a sólo meses de llevarse a cabo, y que también promete llevar su carga importante de morbo, las predicciones están un poco más transparentes. Según los principales encuestadores del país, ante los distintos escenarios en que pudieran presentarse en el PAN y en los partidos de izquierda, el PRI, o para ser más específicos, Enrique Peña Nieto cuenta con la simpatía de 6 de cada 10 mexicanos para recibir su voto. Un margen bastante amplio si consideramos que en campaña estos números pueden manejarse y multiplicarse un poco más si se lleva a cabo una campaña impecable, y si uno de los siete lleva la campaña más larga y cuidada al detalle, es el dueño de "la gaviota" pues lleva más de 14 años como candidato a la presidencia aunque su papeleta dijera un cargo diferente.


Ya seremos testigos, con una insufrible tristeza de cómo las campañas tendrán como eje central el desprestigio del rival antes que la virtud de quien tira el jitomatazo. Vamos, eso no es hacer política sino buscar en la fiesta de pueblo quién saque a bailar a "mi niña la de la verruga". 

Nuestra parte, sin embargo, es otra. Como ciudadanía tenemos la responsabilidad de informarnos cuáles son los argumentos que presenta cada uno de los candidatos para contar con nuestro voto, en algún lado lo deben de poner, de lo contrario, puede irse olvidando de ese candidato. 

No seamos ya como niños que se dejan convencer con argumentos cortos, o flashazos de primera intención. Somos una gran ciudadanía y podríamos merecernos más respeto, pero el respeto se gana y quienes ahora están tan cómodos no se moverán ni dejarán de hacer las cosas como siempre hasta que les movamos la alfombra y no les vendamos tan barato nuestro sufragio, a cambio de una torta, un refresco, una despensa o de quien saque el mejor comercial de televisión.

Como ya lo señalamos en "México de colores" muchos buenos políticos se nos fueron ya, y en el olvido se fue arrastrada la esperanza de tener un gobierno más digno, o por lo menos más representativo de lo que somos como pueblo, sin embargo nos hemos esclavizado a la ignorancia, a la flojera, al reproche y hasta hemos comprometido el voto a quien "le debemos un favor". Vamos, pensemos más allá, que así no se ha hecho ningún gran país, sino a través del esfuerzo, y de la búsqueda constante de aquél que pueda ser estandarte de un liderazgo que nos incluya a todos para llegar a donde queremos.

Dejémonos ya de mentalidades baratas en las que un sólo hombre puede cambiar las cosas, y además de que lo hará de un día para otro. Sólo la unidad ciudadana con reflexión e inteligencia le puede dar la vuelta a este país. Y en esa, vamos todos. 

El que no se suba al camión no se queje de que le salen callos caminando...

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