Partidas las partidas

Una pregunta que tal vez muchos no llegarán a contestar de experiencia propia es qué se sentirá manejar un Bugatti Veyron de casi $1.2 mdd.

Clasificado estadísticamente como el auto más caro del mundo, este auto con capacidad para dos tripulantes ha alcanzado velocidades superiores a los 425 km/h y es sinónimo de lujo, potencia y status.

Pregúntele a un ejecutivo soltero, con una alta posición en una empresa de renombre internacional, sin preocupaciones por el dinero y con departamento en una gran orbe de primer mundo si aceptaría como parte de sus prestaciones el manejar un carro de esta clase y seguramente le dirá que sí antes de que usted termine la pregunta.

Ahora bien, trate de regalar el mismo auto a una señora que tiene la responsabilidad de levantarse muy temprano cada mañana de día entre semana para dejar a tres pequeñitos antes de las 8 AM en la escuela, para la que tiene que pasar por una congestionada avenida en la que tiene que andar a vuelta de rueda por 40 minutos para después ir al mercado, a la lavandería, pasar un rato en el café o el club, regresar a la casa a preparar la comida y después volver a pasar por los mismos tres chiquitines que alterados, hiperactivos y enfadados saltarán por los asientos del auto buscando dos minutos de distracción. Muy seguramente, esta misma señora no le dirá que no, pero le preguntará si puede vender el auto para comprar una camioneta más ad hoc a sus necesidades y quedarse "una lanita" con la diferencia.

Algo muy parecido pasa con nuestro sistema educativo en el sector público, en donde intervienen primeramente la Secretaría de Educación Pública, que es quien recibe los presupuestos para la inversión y en segunda instancia, quienes más poder tienen: los sindicatos, de los cuales el SNTE es el más fuerte y quien más puede propiciar u obstaculizar cualquier plan o acción que tenga el primero en mente.

Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) México es de entre 34 países que la integran, quien genera el gasto más alto en rubro educativo, e incluso se destaca que por 10 años el presupuesto anual para estos efectos supera por un punto porcentual a la inflación y que supera por más de 12% la media de inversión de los países que integran dicho organismo.

Así pues, al revisar las distintas partidas que van a los distintos ramos principales de gasto público otorgados por la legislatura que correspondió a 2011, leeremos que con bombo y platillo se destinaron más de 210 mil millones de pesos para la SEP. Cifra histórica y rimbombante que sirve para pararle el cuello a todo aquél que remota o directamente tuvo que ver con el desempeño de tal cantidad.

Si nos quedamos con esta imagen de datos duros y porcentajes podríamos pensar que nuestro país se consolida con éxito en materia educativa, proporcionando (o preferentemente garantizando) una butaca en un salón de clases a la mayoría de los niños y jóvenes, formando ciudadanos que dominan su idioma, las matemáticas, conocen su geografía y la del mundo que son altamente cívicos, identifican la naturaleza, tienen nociones teóricas de química y hasta entienden una segunda lengua. Que quienes se gradúan de enseñanza media tienen una visión del mundo aproximada a la realidad y quienes terminaron una carrera son preferentemente cultos , que dominan un área profesional trayendo desarrollo personal, para la empresa para la que trabajen (si es que no están creando empleos) y en su comunidad.

Como siempre, la pregunta: ¿Podemos decir que esto es una realidad?

Y es que la realidad va más allá de cantidades de dinero "invertidas" en X o Y rubro, o de que el presupuesto dicte cuál es el "dedito que fue al mercado" sino de que tal partida llegue a donde tenga que llegar y de que una vez que llegue sea usado como mejor convenga para hacerlo rendir.

A esto sugerimos una segunda pregunta ¿Tanto dinero puede puede o debe ser administrado centralmente y comenzando por una sóla persona o dirección?

Pero las cosas no suceden como deberían ser y este recurso tiene que pasar por varias manos, varios escalones, que si nos apegamos al tradicional juego mexicano de "serpientes y escaleras" tendríamos que usar la figura del reptil, para que por fin lleguen al destino donde realmente traerá provecho: el alumno. Después de que cada funcionario intermedio recibe "su dotación" por destinar determinada cantidad de dinero a las instancias correspondientes -como debe ser su labor- y de llegar a "un acuerdo" que por lo general obedece a un porcentaje del recurso prometido, este segundo tiene también que repartirlo en distritos y delegaciones, quienes también se sientan a "negociar" el de a cómo nos toca para "recuperar" parte de lo "sacrificado" de modo que el recurzo de diezmo en diezmo llegará muy diluido a donde será realmente utilizado.

Ojalá ese fuera el único problema a resolver, sin embargo, una segunda etapa en este espiral descendente nos lleva a quienes reciben y ejecutan el recurso, los sindicatos y los delegados de la SEP:

Como ya lo dijimos en "Hoy igual que ayer" más de 333 millones de pesos, todos ellos egresados del presupuesto del 2010 fueron malgastados en maestros comisionados y suplentes dado que cuando los primeros no se presentaron a sus obligaciones (más del 90% del tiempo pagado), tuvieron que ser sustituídos con los segundos generando un doble gasto que el SNTE reclama a la Secretaría para sus siguientes ejercicios. Además de esto, no es un secreto a voces sino una realidad que los delegados de la Secretaría no son designados en base a capacidad, o viabilidad de proyectos, vaya, ni siquiera por trayectoria, sino vía el nepotismo, compadrazgo y corruptela de quienes están en capacidad de ubicarlos en las plazas, en resumidas cuentas, un latrocinio que pasa frente a nuestros ojos sin que nos demos cuenta, y que afecta a nuestros hijos directamente, a nuestro país a la larga y que actualmente tiene a México en un rezago bestial (léase literal) que no corresponde a lo que se dice que se gasta, lo que nos lleva directamente a la ilustración que planteamos en un principio: una señora en un deportivo carísimo, con tres chiquitos brincoteando en el asiento del copiloto, dañando las vestiduras, siendo deficiente, insuficiente y finalmente maltratado por el uso indebido e inconciente.

Así que la próxima vez que su hijo, sobrino, o vecino en el mejor de los casos tenga problemas para determinada asignatura o materia de la escuela, no recurra inmediatamente al pensamiento de que la deficiencia está en la estructura cognitíva del estudiante, sino en la estructura de aprendizaje que le ha sido inculcada desde sus inicios en el largo camino del estudiantado.

¿Y ahora quién podrá defendernos?

Sólo nosotros podemos ejercer la presión necesaria para que estos cánceres que tergiversan las buenas intenciones presupuestales en pésimos resultados sociales propiciado por lo que resulta un excelente negocio para unos cuantos (comenzando por Elba Esther) y que por el bien de las generaciones venideras peleemos con fuerza en instancias locales, federales y de cualquier tipo; lo primero es enterarse, lo segundo es informarse, y lo tercero es tomar cartas en el asunto. Sólo la unidad ciudadana con reflexión e inteligencia le puede dar la vuelta a este país.

Es una tristeza ver que como muy seguido nos pasa, aunque México genera  los suficientes recursos para ser potencia, pero la ejecución de los mismos es desviada, pobre y deficiente de tal forma que seguimos en el hoyo histórico aferrados a un grillete abierto y con la escalera en la nuca mientras los únicos que salen son los piojos que están a la cabeza (tome usted la metáfora literariamente si quiere).

Finalizando a modo de post data, para los curiosos, aquí el plan de estudios de educación básica de la SEP para que juzguen ustedes mismos, si es suficiente y si se lleva plenamente y cabalmente a término.

http://basica.sep.gob.mx/dgdc/sitio/pdf/PlanEdu2011.pdf

Piense en esto, cada que manda a sus hijos a la escuela.

2 comentarios:

  1. Cuando nos preguntamos por qué estamos como estamos y buscamos responder con cualquier cosa que nos molesta, tratemos mejor de remontarnos un poquito más atrás, no me refiero a rollos culturales y de identidad, mas bien, detengámonos en la Secretaría de Educación, y digo que ésta está atrás porque opera en total oscuridad. Podríamos decir que la gubernatura entera opera así, pero lo especial con la SEP, es que los ciudadanos la hemos ido relegando poco a poco; los maestros son unos buenos para nada y ni modo, la Gordillo regala hummers y ni modo, las escuelas están en un estado deplorable y ni modo, los niños de primaria apenas saben leer y ni modo… hemos naturalizado que la educación pública sea de mala calidad, que las instalaciones sean precarias, al fin y al cabo es la educación para los pobres, antes y tienen algo ¿no? Si vamos por ahí con estas ideas, bueno, respondemos en gran parte por qué estamos como estamos; la educación pública se ha vuelto un problema de la mayoría pero no lo es de los que tienen más influencia y concentran poder: todos los días escuchamos hablar de escuelas y universidades públicas con los mejores personajes impartiendo clases, con el mejor desempeño en el campo de la investigación, todo esto, mientras miles de jóvenes se quedaron sin lugar en estas mismas escuelas; mientras se inflen las estadísticas positivas, lo demás no pasa de ser una lamentable situación.

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  2. CONT...
    La educación pública nos atañe a todos, como ciudadanos mexicanos es nuestro derecho tenerla y nuestra obligación exigirla y colaborar en su mantenimiento; mientras en otros países la aspiración de los jóvenes es graduarse de una universidad pública, aquí como que aún les tenemos “tirria”. La popularidad de las universidades públicas se limita a un fanatismo y sentido de pertenencia por parte de sus militantes y no pasa a ser un orgullo nacional; ¿qué nos viene a la mente cuando hablamos de alguien que estudia en escuela pública? Es pobre y no tuvo de otra o es un grillero o no pasó el examen en una privada o es flojo y en la pública ahí se la lleva; una de todas estas tiene que ser; cuando hagamos a la educación nuestra, entonces empezaremos a hablar de educación pública.
    Sin embargo el panorama real no dista mucho de lo que se dice y piensa de él. Las huelgas tanto de maestros como de estudiantes son distintivo de las escuelas públicas y no son precisamente movilizaciones sociales; los primeros cada año escolar piden aumento de salario y los segundos, bueno, los segundos quién sabe por qué “protesten”. No hemos sido testigos (y peor aún no hemos sido partícipes) de una movilización real en la que exijamos una educación pública tal y como debe de ser: de calidad y para todos. Cada estado se merece universidades públicas competentes, que la UNAM esté en un ranking internacional, bueno, ¿de qué sirve esto a alguien de Sonora o de Oaxaca o de Michoacán? El centralismo a tocado también a la educación; pensamos que a la educación pública sólo la representa la Universidad Autónoma de México y si ésta está bien, entonces ya la hicimos en educación; nada más patético que esto. Que la educación toque todos los rincones del país, que deje de funcionar como un mero dispositivo para lavarse las manos. Dejemos a un lado también todas las críticas actuales a la Secretaría de Educación Pública; que la Gordillo es insoportablemente fea, bueno sí, pero no es el problema mayor, es uno de los peores personajes que ha desfilado por la historia de México y junto con muchos otros es responsable directa de una Secretaría corrupta e inservible; revisemos sus estadísticas, revisemos después las escuelas públicas, sus instalaciones, ¿qué tal leen los niños? ¿cómo están sus libros? ¿cuántos se quedan sin lugar? ¿a qué distancia están las escuelas? Debemos comprender que o nos interesa o no, no podemos quedarnos a medias, no podemos seguir criticando una educación que la pensamos “para otros”, que la pensamos como la alternativa; la educación pública sí viene con maestros de calidad, con instalaciones decentes y es por lo tanto, el espacio donde se demuestra la fuerza de un país.

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