Hoy igual que ayer

Algo bueno le hemos sacado al creciente y voraz tráfico que castiga al sur de mi ciudad... ver amanecer cada día.

Termina la noche y el manto celeste va dejando paso a un alba que tímidamente se asoma hasta dejarse ver por completo y es que cuando cada día comienza corriendo, transcurre acelerado y termina con fuerte inercia, sentarse en la ventana, con una taza de café, puede ser quizá un ejercicio terapéutico necesario en un vertiginoso mundo que requiere de nuestra reflexión constante. Reflexionar es cuestionarse, ubicarse, observarse, despojarse y perfeccionar la mente, de modo que tengamos qué ofrecer, qué decir cuando llegue la hora de dar nuestra opinión y no solamente vomitar frases al carbón de otros o clichés gastados robados de un programa de TV o un períodico.

"Roma no se construyó en un día" y nunca es tarde para construir nuestro criterio, y tan bueno y virtuoso es documentarse, enterarse y conocer la opinión de otros como parar un momento para formar la propia. Y es que precisamente hoy en nuestro medio, cometemos muchos errores de juicio, que no sólo se dan por emitir rápidas resoluciones sin detenimiento ni previa examinación de los argumentos, sino por falta de reflexión de los mismos. Para muestra un botón: pare usted un segundo (tome su café y párese en una ventana si quiere) y pregúntese, reflexione si la actual problemática de violencia que mantiene ocupadas las mentes y pláticas de cafetería es el resultado de una obcecada guerra presidencial, de una sociedad enferma o de años y décadas en que el rezago de educación, procuración de justicia, corruptela, y ausencia de enfoque en la autoridad fueron poco a poco derivando en ignorancia, impunidad, injusticia y vendimia popular en que nos encontramos hoy perdidos.

Foto: Ruth Villela
La situación que hoy vivimos, no es el resultado de lo que se hizo apenas ayer, ni de lo que se vino haciendo en los últimos meses, sino un cúmulo de años de desinterés y descuido que hoy el oportunismo y la politiquería han querido adjudicar a uno sólo o ponerle colores. Aquí siempre hemos sostenido que el problema es de varios, y vaya, es de todos porque todos lo sufrimos, pero si tuviera que señalar a un principal responsable, mi más certero juicio sería para la educación, o mejor dicho, para la falta de ella.

El sistema educativo nacional es una maquinaria vieja y obsoleta. Llena de mecanismos oxidados e inoperantes que requieren de carísimos mantenimientos que no sirven para nada, porque ya no es capaz de  producir y no ayuda; sólo quita el tiempo y embrutecen el progreso de los que se relacionan con ella, que en la triste realidad somos nosotros.

Foto: Ruth Villela
Tristemente, este importantísimo rubro para el desarrollo de cualquier nación, fundamento del éxito y pilar del progreso, está hoy secuestrado por unos cuántos, que victiman a la población condenándola al retraso, al fracaso y al estancamiento en el que se encuentra hoy por hoy.

Esta ambición, tráfico de influencias, poder como carta de cambio y demás abusos se materializan en la persona de Elba Esther Gordillo quien parece aún no haberse dado cuenta que su perpetuación en el liderazgo del SNTE acompañado de la ciega obsesión de capital y poder no sólo obstaculiza sino frena de lleno el proceso educativo mexicano ya que se dedican a toda la grilla y recaudación posible pero no a lo que deberían: entrar en las aulas, capacitados y bastos en conocimiento, ética y moral, para transmitirsela a quienes conformarán el país en los años siguiente. Por el contrario, los maestros son hoy pesos contados de las negociaciones con el gobierno en turno para intercambiarlos por beneficios políticos y personales, son nombres en una lista de nómina, que también se intercambian por centavos, son muchas cosas, pero no esos nobles personajes que toda sociedad necesita, y que forman a quienes mañana manejarán el destino de la nación.

Foto: Ruth Villela
El magisterio es visto como un negocio, y no hay que ir muy lejos para enterarse cómo el Sindicato repartió más de 333 millones de pesos el último año en sueldos de maestros comisionados que ¡no asistieron a dar sus clases! Tampoco es un secreto que cada profesor afiliado al Sindicato tiene como obligación una cuota de $53 pesos quincenales para sostenimiento del mismo, cifra que arroja un aproximado de 169 millones de pesos anuales que ingresan a las arcas no sólo de Gordillo sino de sus múltiples familiares que trabajan en dicho organismo sindical.

Foto: Ruth Villela
De poco vale que la Secretaría de Educación Pública invierta también millonarias cantidades de dinero, como lo reflejaron los recientes estudios de la OCDE, y se coloque a México como uno de los países que más invierte en el rubro dentro de los integrantes de la organización si en la ejecución todo este dinero se está tirando a barriles sin fondo que son los bolsillos de quienes controlan el gremio. Son esos mismos quienes designan a los maestros que van a las aulas. Esos que no van preparados, ni gustan de armar una sola clase, sino de cumplir con la jornada. No queremos con esto denostar al gremio completo, porque somos testigos de que todavía hay unos cuantos, que con amor a la profesión, se dedican a sus niños, aunque son los menos, y que como si fuera poco, tienen que nadar contracorriente.

Nos está atardeciendo y las calles están llenas de estos criminales, que un día fueron alumnos a quienes no se les enseñó el amor por el aprendizaje, la valía de los libros y las letras, el camino del desarrollo personal ni la ética personal, grupal o menos social. Es esta profunda ignorancia y carencia de formación personal la que en un egoísmo exacervado les lleva a convertirse en cánceres de su comunidad, que gusta de repartir balas y veneno, a cambio de un poco de poder y un fajo de billetes, que se convierte en nada el día que el que está arriba los convierte en carne de cañón y muere en una de las balaceras o enfrentamientos contra los cuales usted tal vez protesta en la calle o las redes sociales. Pero ¿vemos el fondo y la forma? ¿O sólo lo que reclamó el vecino?

Se nos viene la noche paisanos. En Crónicas Condenadas exigiríamos la renuncia de Elba Esther Gordillo al medio completo de la educación, incluído su sindicato, nexos a la SEP y al Gobierno Federal pero somos realistas y sabemos que eso no pasará: los buenos negocios deben de cuidarse muy bien hoy en día y tal vez este sea de los mejores. Por eso  preferimos pedirnos a nosotros mismos que seamos agentes de cambio; que nos involucremos en la formación de nuestros hijos, en su educación, valores y estructura; que les demos el tiempo que necesitan, y nos re-preparemos junto con ellos, de modo que llenemos el país de mejores mexicanos a futuro. No los enajenémos más a la televisión y al videojuego, que han mostrado ser nanas muy eficientes para entretenerlos, pero pésimas para las costumbres que aprovechan a aquél que todavía está en etapa formativa.

Lo que sí pedimos, es que nos acompañen, y firmen en esta crónica o nos envíen un tweet a @CCondenadas para exigir al gobierno que haga algo pronto con este sindicato. No queremos ver por más tiempo minado el sector más importante de nuestra inversión patrimonial a futuro: nuestros hijos. Urgen solciones, urgen.

Foto: Ruth Villela
Recuerden: un niño, o un jóven educado y encausado es un criminal menos empuñando una pistola en la calle repartiendo plomo y químico, es también un policía menos en la calle y un militar menos rondando tu colonia día y noche. 

A usted, ¿ya le amaneció?

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