Justicia Electoral: Hágase la ley en los burros de otro partido.

Justitia es la palabra en latín que denomina al "conjunto de reglas y normas que establecen el marco adecuado para la convivencia y relaciones entre personas e instituciones autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas para su interacción" (en paráfrasis de varias definiciones) y que es por lo general representada por una figura femenina con los ojos vendados con una balanza o "justa" en una mano, mientras sostiene una espada con la otra, en una clara  representación de una institución imparcial, inalterada y dispuesta a procurar su derecho a cada individuo perteneciente a una sociedad o grupo de personas.

En México, los esquemas universales son demasiado generales como para hacerles honra y seguirlos a cabalidad, necesitamos nuestros propias versiones, (el región 4 para el que no entienda) y como para muchas cosas, tenemos nuestro propio concepto de justicia, con sus respectivas y derivadas variaciones. Hoy en día se ha introducido un concepto más a nuestro rehilete de adaptaciones de los modelos universales de valores, garantías y derechos inherentes al ser humano y que se aplican directamente desde el gobierno en turno: "La justicia electoral".

Tal como lo dijimos la semana anterior en "Afuera" no será de extrañarse el ver cómo figuras antagónicas de la sociedad -no sólo criminales- y que hasta hoy permanecen en la impunidad irán cayendo una por una, con el banderín de aciertos en una política anti-crimen del Presidente Calderón con la firme intención de no sólo legitimizar su plataforma de guerra contra el crimen organizado sino también de posicionar a los panistas en el terreno de los logros, de los cumplimientos de promesas y de las metas alcanzadas.

Fue ésta la semana en la que se terminaron de cocinar dos detenciones de las que ya se venían comprando los ingredientes hace casi 2 años y que se tuvieron a fuego lento, dando vueltas y vueltas, esperando su perfecta cocción para servir en la mesa de la opinión pública en bandejas de primeras planas que a ocho columnas mencionaban que dos enemigos de la sociedad, ocupantes de cargos públicos de altura y ambos de extracción priísta (aunque el último de ellos elegido en alianza histórica donde el PAN había participado con otros siete partidos) estaban en la víspera de ser consignados para recibir castigos ejemplares por sus fraudes a la sociedad, dignos de granujas de su calibre. Así de poético al más puro estilo del panista más panista de todos: Diego Fernández de Cevallos.

El caso Hank Rhon, es el más sonado, pero también el más endeble. No podemos hacer a un lado que la familia Hank ha sido muy favorecida de años atrás por los altos grupos de poder del priísmo mexicano: desde que Salinas de Gortari les amplió la concesión para explotar el Hipódromo de Agua Caliente que tenían desde mediados de los 70 para poder operarlos hasta el 2014 de manera extraordinaria. Sería pecar de desmemoriado olvidar el nexo que Jorge Hank es hijo de Carlos Hank González, uno de los hombres más poderosos del Grupo Atlacomulco, del que hoy se desprende Enrique Peña Nieto, y perdonen señoras y señores, pero este nexo no es producto de la casualidad.

Pero ¿por qué es el caso más endeble de los dos? La respuesta es simple: como Leo Zuckermann apuntó hace unos días en un par de ocasiones, si su detención fue resultado de una denuncia anónima, que llevó a concatenar delitos y fortuitamente dio con el arsenal, pues realmente no podemos hablar de un acierto justiciero por parte del ejecutivo y su incansable campaña sexenal. Esto aunado e la falta de órdenes de cateo por parte del ejército, lo que sustancialmente podría derivar en la liberación del ex-alcalde tijuanense que significaría que los "golpes de justicia" del gobierno de "las manos limpias" sólo duran una semana. El transcurso de las siguientes horas nos dirá la verdad.

La detención de Pablo Salazar Mendiguchía, tiene un tinte completamente diferente, pero termina en el mismo bote. Juan Sabines ya le venía cantando hasta en la prensa al ex-gobernador que pronto vendría una "procuración de justicia" por aquél desvío de fondos para la reconstrucción de Chiapas después del huracán "Stan" tráfico de personas y demás asociaciones delictuosas.

Esto va más allá de un pleito entre un gobernador priísta y un ex-gobernador que llegó al poder en una alianza extraordinaria en México que afilió a 8 partidos excepto el PRI. Es un recordatorio de que en cuestión electoral todos los gatos son pardos de noche y de día.

Cualquier parecido entre estos dos casos y aquél "muralazo" (MURAL es un periódico de alta circulación en Jalisco del grupo REFORMA) en el que 3 días antes de las últimas elecciones para gobernador en Jalisco, Arturo Zamora -candidato del PRI a la gobernatura del Estado- fue señalado por supuestos nexos con el narco y contrabando no son mera coincidencia. Hoy la "Justicia Electoral" resulta más atractiva para aquél que gusta colocarse o colocar a un favorito en el poder que las obras públicas de gran envergadura como los segundos pisos o los macrobuses que parecieran haber sido "choteados" por AMLO y Ebrard respectivamente en el Distrito Federal. Sólo pregúntense cuándo serán terminadas las nuevas estaciones de Macrobús en la capital mexicana.

Resulta lamentable que como sociedad tengamos que pensar mal cada vez que se agarra a un capo o un malhechor enemigo social. Pero dicen que "la burra no era arisca". Resulta enfermizamente coincidencial que todos los "ajusticiados" tegan nexos partidistas y que cuando se trata de hacer justicia, a los políticos sólo les guste que se haga "en los burros de otro partido".

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