Desbordando pasión




En muchos municipios de México, los ayuntamientos hacen uso de esquemas de inversión mixtos para la pavimentación de calles.

Estos esquemas consideran recursos gubernamentales y aportaciones de los ciudadanos para poder pavimentar en mejor tiempo y con mejores materiales las calles de la ciudad. Si la calle es candidata a ser pavimentada de acuerdo al plan urbanístico del municipio, se forma un comité ciudadano que reúne las aportaciones de los vecinos durante un determinado periodo de tiempo. El comité se forma con los vecinos de la calle a pavimentar, y son ellos quienes en equipo con el gobierno municipal reúnen y administran los recursos aportados.

Es mayo del 2013. La calle donde vive Doña Lupita B. es candidata a ser pavimentada. Doña Lupita apoyó fuertemente al candidato ganador en la contienda del 2012, era su representante de colonia. Durante la campaña conoció al presidente municipal y a algunos otros funcionarios. Esto le valió para que recibiera una invitación para que fuera ella quien encabezara el comité ciudadano de pavimentación de su calle.

Doña Lupita, orgullosa de ser tomada en cuenta, aceptó inmediatamente. Pero existe un problema, Doña Lupita tuvo problemas serios con otros vecinos de su calle durante la campaña del 2012. En distintas discusiones Doña Lupita llevó la discusión del plano político al plano personal. A Don Guillermo le dijo “tonto” porque el candidato que apoyaba no tenía ninguna posibilidad de ganar. Se burló de Viridiana pues su candidato se la pasaba declarando “incoherencias”. Y con Doña Mati, otra de las activistas de la calle pero para el partido contrario, tuvo una discusión tan fuerte que terminó en insultos y empujones.

El problema fue que cada vez que había una discusión, no solo Doña Lupita sino todos los vecinos se sentían amenazados por las preferencias de otros. “Pareciera que a todos se les metió la idea de que de esta elección dependería el resto de sus vidas”, alguna vez mencionó Don Tavo, uno de los más viejos de la calle. Muchos vecinos consideran que es poco confiable para representarlos en el comité ciudadano. Esto debido a que alegan que su actitud es rebasada por sus puntos de vista políticos. Y en específico aquellos con quien tuvo problemas están decididos a pedirle al ayuntamiento un cambio de presidente del comité, pues dicen estar seguros que tendrán problemas con Doña Lupita.

Al saber el ayuntamiento de los desacuerdos vecinales, se decide aplazar el proceso y dejar que los vecinos se pongan de acuerdo. En este caso por ser comités ciudadanos, el ayuntamiento debe intervenir en lo mínimo posible. El problema es que en un par de meses se vienen las lluvias y si no se agenda a tiempo la obra, probablemente ésta no sea realizada sino hasta el 2014. Afectando a todos los vecinos en calidad de vida, por los lodazales que se crean con las lluvias, así como en la plusvalía de sus propiedades, que sigue sin crecer al vivir en una calle sin pavimento.

Desafortunadamente, los vecinos no se pudieron poner de acuerdo en la calle de Doña Lupita. Lo más elemental fue lo más complejo. El ayuntamiento tuvo que atender a otras calles también candidatas a pavimentación, llegaron las lluvias y la pavimentación de la calle de Doña Lupita fue aplazada para el siguiente año. Lo que deja a la pavimentación en duda. Se renueva la presidencia municipal y se desconoce la calle de Doña Lupita vaya a ser de las prioridades políticas de quien quiera que gane el próximo año.
La historia que acabo de contar que sucedería en mayo del 2013 es claramente ficticia.

Podemos decir que no ha sucedido, pero no podemos decir que no vaya a suceder. Aún no empiezan las campañas políticas en forma, y ya veo que las discusiones entre simpatizantes de uno u otro partido privilegian la burla, el encono y el insulto.

Poco o nada se discute entre ciudadanos las propuestas de cada candidato, de los partidos. Mucho menos se lee sobre posicionamientos políticos ante la situación nacional o las alternativas que tenemos como país ante un entorno económico mundial sumamente complejo. Una ausencia total de contenido y sustancia.

La discusión, en muchos casos alentada por los medios, se centra en que si un candidato se equivocó o no. Si otro candidato no supo o no la respuesta a una pregunta que en teoría debería saber. Si uno y otro partido han sido el más corrupto o el más ineficiente. La burla, el insulto, la majadería como moneda de cambio buscando vender más.

El tono personal de las discusiones no falta. Al criticar un candidato se nos ofende directamente a nosotros. Al decir que tal partido no funciona, automáticamente nos ponemos el saco haciendo propia la señalación. La descalificación y el insulto aparecen casi en automático al mostrarse posiciones políticas antagónicas. Pareciera que esa incapacidad de separar lo político de lo personal viniera de que todas nuestras esperanzas se centren en los destinos políticos del país.

Si nos es imposible separar planos, y terminar en muchas ocasiones ofendiéndonos por nuestras preferencias políticas; ¿Cuántas Doñas Lupitas y Matis tendremos en México, cuyas diferencias terminen en obstaculizar el desarrollo real de sus ciudades? ¿Cuántas amistades pueden llegar a perderse por no poder separar lo político de lo personal? Esto en un país tan grande como México puede sin duda ser una razón de peso para no progresar como sociedad.

Es nuestra firme opinión decir que no estamos viendo la película completa. Estamos desbordando la pasión personal en una contienda política que ha generado demasiada expectativa. Sin duda de la elección del 2012 dependen muchas cosas, pero muchas cosas más dependen de nosotros mismos. Es claro que tenemos muchos vicios como personas y como ciudadanos que no se corregirán con otro cambio más de presidente.

México poco o nada cambiará si nuestro candidato gana pero seguimos tirando basura en las calles, obstaculizando cruceros en auto sin dar el paso, o negándoselo al peatón. Poco cambiaremos si criticamos la corrupción, pero damos una mordida para “evitarnos la bronca”. Poco o nada cambiaremos si no aprendemos a respetarnos y entender que a pesar de haber distintos puntos de vista en lo político, todos queremos al final un México mejor.

 Nos urge tener un mejor México, pero a México le urge tener mejores ciudadanos. Empecemos por ahí y el resto se vendrá como una consecuencia positiva. No nos cuesta nada intentar, y sí nos está costando mucho no hacerlo. Entendamos está en nosotros la creación de un México mejor, no en las aspiraciones de un solo hombre o partido.

Colaboración Especial de Juan Burgos
Twitter: @JuanBurgos

4 comentarios:

  1. Excelente artículo. Una mirada a nuestra forma tan particular de ver las cosas y resolverlas. Por eso es precisamente por lo que jamás nos pondremos de acuerdo. Empezar por ceder y por apoyarnos como sociedad, hará la diferencia. Gracias Juan.

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  2. Juan Alonso Lopez2 de enero de 2012, 23:47

    Es el reflejo real de lo que pasa es cada eleccion, y nos olvidamos de la cordialidad y la amistad, pero debemos aceptar que no todos pensamos igual ni tenemos los mismos intereses es cuestion de saber respetar las opiniones de los demas.

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  3. En efecto, creemos que "los políticos" tienen la obligación de mágicamente resolver todos nuestros problemas y nos olvidamos de cada persona en este país tiene una responsabilidad de actuar.

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